Paso a paso: el inicio del Opus Dei en Estados Unidos

En febrero de 1949, dos hombres llegaban a Nueva York. Se trataba de Don José Luis Múzquiz, un joven sacerdote, y Sal Ferigle. Sin medios económicos ni conocimiento del idioma, pero acompañados por la bendición de san Josemaría Escrivá y una imagen de la Virgen, se lanzaron con ilusión a comenzar la Obra en Estados Unidos.

En 1948, el Opus Dei se encontraba ya en Italia, Portugal, Inglaterra, Francia e Irlanda. San Josemaría Escrivá, al notar que la labor seguía creciendo en Europa, vio conveniente comenzar también en América. Para hacerlo, le pidió a don Pedro Casciaro y a otros dos miembros de la Obra que investigaran la situación de América.

Durante seis meses, Casciaro y sus dos compañeros se entrevistaron con diversas autoridades eclesiales y universitarias en Estados Unidos, Canadá, México, Perú, Chile y Argentina. Finalmente, en septiembre de 1948, el Fundador le preguntó a don Pedro y a don José Luis Múzquiz si les gustaría iniciar la labor del Opus Dei en México y en Estados Unidos respectivamente. Múzquiz, quien en ese momento traía entre manos el proceso de canonización de Isidoro Zorzano, no dejó de encomendarle todos los pormenores del viaje siguiendo el consejo del Padre.

San Josemaría Escrivá no dejó de animar a sus hijos mientras éstos se preparaban para el viaje y con gran energía los invitaba a no tener miedo de cometer errores, afirmando que más valía “echarse atrás en una cosa que dejar de hacer noventa y ocho por miedo a equivocarse”.

El 17 de febrero de 1949, don José Luis Múzquiz, acompañado de Sal Ferigle, dejaron Madrid. A pesar de que el dinero escaseaba, ambos iban alegres, pues llevaban consigo la bendición del Padre y un cuadro de la Virgen, que había estado en un Centro del Opus Dei en Burgos durante la Guerra Civil Española y que San Josemaría les había regalado.

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Virgen obsequiada por san Josemaría Escrivá de Balaguer con motivo del comienzo de la labor en Estados Unidos

En Nueva York los esperaba José María González Barredo, un miembro del Opus Dei que había conseguido una beca de investigación y que llevaba varios años en el país estudiando las posibilidades de extender las labores apostólicas. Allí, “Father Joseph”, como se le conoció a don José Luis Múzquiz en Estados Unidos, celebró misa por primera vez.

Poco después viajaron a Chicago, con el fin de abrir un centro de varones. Animados por el Padre a hacer suyo el nuevo país, comenzaron a hablar inglés entre ellos, aún cuando no estuvieran acompañados por ningún estadounidense. A pesar de las dificultades que traía consigo el escaso conocimiento que tenían del idioma y de las costumbres norteamericanas, Father Joseph acudía a la oración: “No correspondo a todas las gracias que recibo, pero el Señor me ayuda mucho. (…) Aquí todo lo hemos de esperar de Él. (…) Le digo al Señor que hacen falta instrumentos, pero Él sabe mejor cuándo hacen falta.”

Visita del futuro cardenal John Wright, gran amigo de Father Joseph, en la Woodlawn Residence en 1954.

Para conocer personas jóvenes que pudieran entender el espíritu del Opus Dei, don José Luis Múzquiz contactó a “Calvert House”, el club católico de la Universidad de Chicago, además de visitar varias escuelas católicas. Sin embargo, conocer gente sólo era el primer paso. La escasa formación de los estudiantes representaba un gran obstáculo para entender la santificación en medio del mundo. Además, las distancias eran largas y era difícil mantener un trato asiduo con los chicos, aunque éstos eran comprometidos y disponían de tiempo libre durante los fines de semana.

Su entrega y amor a Dios siempre tuvieron un gran impacto en todos los que lo rodeaban, concluyendo su vida con la misma confianza en Dios con la que “soñó y se quedó corto”.

Con el fin de fomentar las actividades apostólicas, don José Luis y sus compañeros comenzaron a buscar un inmueble para abrir una residencia de estudiantes cerca de la Universidad de Chicago. A pesar de la escasez del dinero, la casa se compró a fuerza de oración y confianza en Dios, y pronto estuvo lista para ser habitada. El 21 de agosto de 1949, recibieron las llaves de Woodlawn Residence.

Foto de Father Joseph, tomada pocas semanas antes de su muerte, durante una tertulia con don Álvaro del Portillo en Hunter Collage, Nueva York.

Durante estos primeros años, Father Joseph siempre se esmeró en tomar en cuenta las opiniones de los demás antes de tomar una decisión, teniendo presente lo que san Josemaría Escrivá le había aconsejado en una ocasión: “Obra, José Luis, con total libertad y después de oír a tus hermanos.” Esto, unido a su fe y a su gran vida de piedad, le ayudó a que la labor del Opus Dei diera pasos firmes en Estados Unidos.

Father Joseph falleció el 21 de junio de 1983 en Pembroke, Massachusetts, apenas dos semanas después de la visita del beato Álvaro del Portillo, quien se reunió con casi un millar de norteamericanos del Opus Dei y sus amigos en Nueva York. Esta tertulia fue nombrada por uno de los asistentes como “una fiesta de la cosecha de los muchos años de trabajo de Father Joseph en Estados Unidos.” Su entrega y amor a Dios siempre tuvieron un gran impacto en todos los que lo rodeaban, concluyendo su vida con la misma confianza en Dios con la que “soñó y se quedó corto”.

Fuente: Coverdale, J. (2010). Echando Raíces. Madrid, España: Rialp.