Clausurada la fase diocesana de la causa de canonización de Guadalupe Ortiz de Landázuri

El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio Rouco Varela, presidió anoche el acto de clausura de la instrucción diocesana de la causa de canonización de Guadalupe Ortiz de Landázuri (1916-1975), química e investigadora, perteneciente al Opus Dei. El acto tuvo lugar en el Colegio Mayor Zurbarán, del que ella misma había sido directora.

Durante tres años y medio, cincuenta y cuatro testigos han declarado sus testimonios sobre la sierva de Dios, se han examinado sus escritos y se han recogido pruebas que puedan determinar si vivió heroicamente las virtudes cristianas.

El cardenal arzobispo de Madrid, que abrió el proceso el 12 de noviembre de 2001, destacó anoche “el rigor jurídico de la fase diocesana” y “lo que reporta a la Iglesia y a la sociedad del siglo XXI la vida de la sierva de Dios: feminidad, profesionalidad y afán de santidad vividos en el mundo, buscando la promoción de la mujer, sin reducir su entrega total y radical a Cristo en el Opus Dei”.

Mons. Rouco recordó el impacto que le produjo a la doctora Ortiz de Landázuri su primer encuentro con san Josemaría Escrivá, el 25 de enero de 1944: “cambió su vida, vio después de hablar con él que Dios le pedía todo”.

La documentación recogida tras las cien sesiones celebradas se remitirá ahora a la Congregación para las Causas de los Santos, en Roma.

Guadalupe Ortiz de Landázuri fue una de las primeras mujeres del Opus Dei, institución de la que formó parte desde el 19 de marzo de 1944. Desarrolló su vida profesional en España, México e Italia, países en los que llevó a cabo una intensa evangelización y promoción social, especialmente dedicada a la mujer.

Doctora en Químicas con una tesis sobre "Refractarios aislantes con cenizas de cascarilla de arroz", ejerció la docencia en varios centros, como el Instituto Ramiro de Maeztu y la Escuela femenina de Maestría Industrial.

En 1965 recibió en el CSIC el “Premio Juan de la Cierva” de investigación junto a Piedad de la Cierva y Antonia Muñoz. El equipo descubrió que la cascarilla del arroz se podía utilizar como aislante térmico y sacarle el rendimiento oportuno.

En México desarrolló una amplia actividad profesional y apostólica, y colaboró en la creación de residencias universitarias y escuelas de campesinas. Más tarde se trasladó a Roma para colaborar con san Josemaría Escrivá en el gobierno central del Opus Dei.

Tras su muerte en 1975 se puso de manifiesto su fama de santidad entre personas de ambientes muy diversos: colegas, discípulos, alumnos, amigas, etc. Pasados 26 años, la Prelatura del Opus Dei consideró la oportunidad de instar al Cardenal de Madrid el inicio de su causa de canonización.

Hasta la fecha se han editado dos hojas informativas de la sierva de Dios, con amplia difusión, como lo evidencian los numerosos favores comunicados, de los que un centenar ha sido incluido en la documentación de los peritos históricos.

Otros fieles de la Prelatura del Opus Dei están en proceso de canonización: Isidoro Zorzano, Montserrat Grases, José María Hernández Garnica, Eduardo Ortiz de Landázuri, Ernesto Cofiño, Toni Swizer y Álvaro del Portillo.