CIAT: 25 años contribuyendo en la formación de sacerdotes en México

Una constante en la vida de don Álvaro del Portillo fue el propiciar que los sacerdotes tuvieran una sólida formación. Ese estímulo llegó también a nuestro país de diversas maneras. Una de ellas, el Curso Internacional de Actualización Teológica, conmemora 25 años de existencia. El P. Andrés Arce nos compartió algunos de los motivos para festejar.

Participantes del CIAT

El pasado 5 de julio, día en que la Santa Sede anunció la aprobación del milagro que permitirá la beatificación de don Álvaro del Portillo, se dio en México una feliz coincidencia: la culminación de las actividades del Curso Internacional de Actualización Teológica (CIAT), una de las diversas iniciativas que el sucesor de san Josemaría alentó por el mundo entero.

Con la edición 2013, el CIAT cumplió 25 años de contribuir a la formación permanente de sacerdotes de distintas diócesis de México y América. Según explica el P. Andrés Arce, organizador del curso, don Álvaro tuvo una participación decisiva para el surgimiento de iniciativas de este tipo porque siempre mostró  gran interés en que los sacerdotes continuaran estudiando y formándose.

Esta especial preocupación del sucesor de san Josemaría quedó recogida en diversos escritos elaborados por don Álvaro después de su participación en el Concilio Vaticano II. En Escritos sobre el sacerdocio , afirmaba que “la formación del sacerdote es algo que dura toda la vida, porque en sus diversos aspectos, tiende —debe tender— a formar a Cristo en él”.

Don Álvaro del Portillo, Roma (1946)

El P. Arce, consciente de esta afirmación, explicó que en el curso no sólo se reciben clases de formación intelectual, teológica o moral, sino que también está ideado para que los sacerdotes puedan tener momentos de oración y reflexión personal.

“Todas las mañanas, los participantes tenemos una meditación dirigida en la capilla, en la que se nos habla de la importancia de que los sacerdotes seamos almas de oración, de que podamos dedicar tiempo a hablar con Dios para que después podamos transmitir el amor que a través de la oración vamos encontrando”.

Ha sucedido que cuando el párroco regresa a su comunidad, los fieles lo notan y le dicen: “Padre, le sirvió mucho su retiro, su curso”.

Javier Medina Bayo también recogió este especial interés en Álvaro del Portillo. Un hombre fiel .  Esta biografía especifica que para asegurar la profundidad de esta formación, se ofrecieran “medios de formación ascética a sacerdotes diocesanos: cursos de retiro —si no podían tenerlos con las diócesis respectivas—, retiros mensuales, convivencias de intercambios de experiencias pastorales, círculos de formación espiritual”.

Para los sacerdotes, el CIAT es un acontecimiento que se espera con gran alegría, pues se trata de una semana de profundo recogimiento espiritual y de renovación; contribuye a que cada uno reflexione sobre el modo de predicar, atender a los fieles o celebrar la misa.

“Alguna anécdota positiva sobre ese fruto es que cuando —lo cuentan ellos—el párroco regresa a su comunidad, los fieles lo notan y le dicen: ‘Padre, le sirvió mucho su retiro, su curso’. Y, en ocasiones, cuando ven que el padre ya no anda de muy buen humor le dicen: ‘Oiga, padre, ¿cuándo se va a ir a su curso de actualización teológica?’ Gracias a Dios, muchos de los sacerdotes, viendo el bien que les hace, repiten el curso año con año”, dijo el P. Andrés

P. Andrés Arce

Y es que a don Álvaro “le movía la preocupación de que los sacerdotes profundizasen en el estudio de las ciencias sagradas y cuidasen la educación humana, para que su servicio pastoral resultara más efectivo, y también para que su tono, su presentación externa, fuera ya un motivo que impulsara a los demás fieles a sentir respeto y veneración por los ministros sagrados”, escribe Javier Medina.

“Don Álvaro, siguiendo las enseñanzas de san Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, decía que la formación no termina nunca. Él decía: ‘vamos a tener esa semana de formación permanente del clero, donde los sacerdotes puedan renovarse, para estar actualizados en materias del magisterio de la Iglesia, de lo que corresponde a nuestro ministerio sacerdotal’”, añadió el P. Arce.