Palabras de Benedicto XVI
“En estos momentos no puedo dejar de pensar en la situación, cada vez más grave y trágica que vive Oriente Medio: cientos de muertos, muchísimos heridos, una masa ingente de personas sin hogar y de prófugos, ciudades e infraestructuras destruidas, mientras en el corazón de muchos crece el odio y el deseo de venganza.
Estos hechos demuestran claramente que no se puede restablecer la justicia, crear un nuevo orden y edificar una paz auténtica cuando se recurre al instrumento de la violencia. Vemos, más que nunca, cuánto sea profética y al mismo tiempo realista la voz de la Iglesia, cuando, frente a las guerras y conflictos de todo tipo, indica el camino de la verdad, de la justicia, del amor y de la libertad. Este es el camino que la humanidad debe recorrer hoy también para conseguir el deseado bien de la paz verdadera.
En el nombre de Dios me dirijo a todos los responsables de esta espiral de violencia para que todas las partes depongan las armas inmediatamente! Pido a todos los gobernantes e instituciones internacionales que no ahorren esfuerzo alguno para obtener el cese necesario de las hostilidades y para poder comenzar así a construir, mediante el diálogo, una convivencia duradera y estable de todos los pueblos de Oriente Medio.
Pido a los seres humanos de buena voluntad que continúen intensificando el envío de ayudas humanitarias a esas poblaciones tan necesitadas y sometidas a duras pruebas. Pero sobre todo, que de todos los corazones se eleve una oración confiada a Dios bueno y misericordioso para que conceda su paz a esa región y al mundo entero.
Confiamos esta ferviente súplica a la intercesión de María, Madre del Príncipe de la Paz y Reina de la Paz, tan venerada en los países de Oriente Medio, donde esperamos que reine pronto la reconciliación por la cual el Señor Jesús ofreció su sangre preciosa”.