“Me preparé, y ese año nos casamos por la Iglesia”

Irene de Santos fabrica tejido a mano y vende tortitas en el mercado de Aguascalientes (Guatemala). Gracias a una de sus 9 hijas, conoció el Opus Dei y recibió una formación católica que, entre otras cosas, le animó a recibir el sacramento del Matrimonio. Ahora, pertenece a la Obra. Testimonio recogido del folleto ‘La alegría de los hijos de Dios’.

Irene de Santos vive en Aguascalientes (Guatemala).

“Conocí el Opus Dei por medio de una carta que llegó a la escuela del pueblo sobre la Escuela de hotelería y hogar Zunil. A mi hija Mirna le interesó. Fuimos a conocerla, nos gustó y decidió estudiar allí. Entonces comenzó la renovación cristiana de toda mi familia.

Mi hija me contaba lo que aprendía. Un día me dijo: “Mamá, ustedes no pueden seguir viviendo así, sin casarse”. Yo, por ignorancia, no había recibido el sacramento del matrimonio y nunca había pensado que fuera necesario. Pero mi hija insistió y me facilitó que asistiera a unas clases de doctrina. Así fui conociendo más a Dios y enterándome de muchas cosas de mi vida como católica que no sabía. Me preparé, y ese año nos casamos por la Iglesia.

Nunca pensé que podría ser del Opus Dei. Veía cómo el Señor iba llamando a cada una de mis hijas y para mí aquello era como un sueño. Las veía alegres, serviciales, trabajadoras... Hasta que un día, también yo recibí del Señor el regalo de la vocación.

Porque las personas que estamos en el Opus Dei, somos personas llamadas por Dios. Yo me he entregado a Dios y me cuesta vivir esta entrega cada día; pero he aprendido de san Josemaría que es aquí en el mundo, en los quehaceres del día, donde estamos ganando nuestra santificación: porque ganar el cielo no es fácil, es difícil, pero Dios nos ayuda".