Jordi Puig: “Necesitamos una conversión ecológica”

La Facultad de Teología de la Universidad de Navarra reunió el pasado jueves 26 de noviembre a un biólogo, un teólogo y un filósofo para hablar sobre la encíclica Laudo Si’ del papa Francisco.

Jordi Puig, experto en Biología y Ciencias Ambientales, y doctor en Ingeniería de Montes, durante su intervención en torno a la encíclica Laudato Si´. Foto: Manuel Castells (Universidad de Navarra)

Como dijo el profesor Tomás Trigo en la presentación, “la Biología, la Filosofía y Teología son tres perspectivas desde las que aportar luz al problema ecológico”. La primera ley de la ecología: “todo está relacionado con todo” resonó en cada una de las ponencias.

La primera ley de la ecología: “todo está relacionado con todo”, resonó en cada una de las ponencias. Foto: Manuel Castells (Universidad de Navarra)

Jordi Puig, doctor en Biología por la Universidad Politécnica de Madrid, en cuya ETS de Ingenieros de Montes desarrolló y defendió la tesis doctoral, explicó que “la ecología es vista por el Papa como un elemento importante en una ‘revolución’ de la conducta que necesitamos”.

El ser humano depende de la tierra y a través de ella se relaciona con los demás

“El error de vernos desconectados del ecosistema y de los demás”, continuó el profesor, “se alimenta al olvidar el valor que da a la materia el pensar de ella que ha sido creada por Dios. La escisión de los saberes –y la disminución de la experiencia de lo natural en nuestra vida– nos induce a entendernos ‘abstractos’ respecto a aquello de lo que en realidad dependemos y a lo que nos debemos: el medio natural”. Y añadió: “La cultura, lo artificial, el espacio construido, la ciudad… van ‘apartando’ la presencia o rango de la naturaleza en el vivir humano. Y así, creyentes o no, nos alejamos de poder encontrar la Vida más manifestada en los paisajes del vivir”.

"El cuidado del medio ambiente es una medida más de la identidad cristiana", afirmó Gregorio Guitián. Foto: Manuel Castells (Universidad de Navarra)

Para él Laudato si’ “reclama, con nueva coherencia, la reconexión del respeto a la ‘naturaleza ambiental’ con el respeto a la ‘naturaleza humana’. Somos naturaleza, no solo cultura, dice la encíclica, citando a Benedicto XVI”. Para ello el biólogo se preguntó si es posible sofocar la fuerza de la idolatría consumista “Solo Dios lo sabe. El mayor valor de lo natural solo se percibe al contemplarlo. La educación, que tiene un papel clave, tiene que enseñar, hasta donde pueda, a respetar”, concluyó.

El cuidado del medio ambiente es una medida más de la identidad cristiana

Por su parte Gregorio Guitián, profesor de la Facultad de Teología, cuyo ámbito de investigación es la moral social, empezó su exposición con las declaraciones del presidente Obama cuando se publicó la Laudato si’: “Francisco ha hablado a la conciencia de todos nosotros y todos debemos examinarnos si hay modos de hacerlo mejor”. Explicó que “la creación es un designio de Dios que quiere llamar a la existencia a una multitud de criaturas”.

Pero hay que entender al hombre como un administrador responsable; para ello apeló también a la necesidad de cambiar el estilo de vida “con sacrificio, moderación y templanza. Tenemos el deber grave de dejar la tierra de modo que quienes vengan detrás de nosotros puedan seguir cultivándola”. Para eso es preciso descubrir el bien moral que está detrás del cuidado de la creación. El cuidado del medio ambiente es una medida más de la identidad cristiana y señaló algunos ejemplos que cita el papa Francisco en la encíclica: el uso moderado del agua, decisiones cotidianas de usar menos calefacción, apagar luces innecesarias, compartir coche, usar transporte público o evitar la explotación de recursos no renovables. El profesor Guitián terminó su exposición hablando del carácter moral de las cuestiones de compra, así como la importancia de analizar el estilo de vida que provoca la publicidad de algunas empresas. “No se puede ser buen cristiano y desentenderse de la naturaleza”, concluyó.

La Jornada Académica contó también con la intervención de Mariano Crespo, filósofo e investigador del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra, quien habló de la responsabilidad compartida ante el bien común. “El ser persona se descubre en comunión y el sentido de comunidad no es algo meramente fáctico. Nos percibimos como miembros de una comunidad. Las personas morales participamos de un cosmos donde somos solidarias unas de otras”

Mariano Crespo, Tomás Trigo, Jordi Puig y Gregorio Guitián, al finalizar la sesión sobre la encíclica Laudato Si´. Foto: Manuel Castells (Universidad de Navarra)

Coloquio

El profesor Guitián terminó su exposición hablando del carácter moral de las cuestiones En el coloquio posterior y a raíz de las preguntas o reflexiones de los más de un centenar de participantes en la Jornada, Jordi Puig insistió en que para combatir el consumo es mejor rodearse, en nuestro tiempo libre, de entornos preferiblemente naturales. Deberíamos plantearnos cómo llevar a cabo determinados procesos sin causar daño ambiental. Pero “sin sacrificio esto no tiene solución. Hay que hacerlo y, si se puede, que no sea forzoso”. No consumir en una sociedad consumista es un sacrificio. “Convivir con los demás en la naturaleza, es un modo de dejar de consumir”.

A propósito de una pregunta acerca de cómo educar, y dejando claro que es posible que nadie tenga “la” respuesta, el profesor Puig indicó que “la educación tiene que cuidar mucho más dos aspectos: la contemplación (que descubre el mayor valor de lo contemplado) y el compromiso (no quedarse cruzados de brazos: hacer lo posible). Y tal vez por aquí deberían empezar “las Facultades de Ciencias. Es preciso hacer la conexión entre lo que nos atrajo por asombro y lo que conocemos”.

"No podemos matar el asombro con el conocimiento, que sigue siempre al compromiso”, afirmó Jordi Puig. Foto: Manuel Castells (Universidad de Navarra)

Gregorio Guitián animó a “aceptar que el mundo debe reducir su bienestar económico para que otros lo contemplen y dar paso a la justicia distributiva”. Y para el investigador Mariano Crespo la clave está en la solidaridad y responsabilidad colectivas, que a su vez son la base de la ética aplicada. Esta actitud no es “solo para el presente, sino también para el futuro”.