'La curación de la hepatitis C se contempla a corto plazo'

Jesús Prieto acaba de recibir el Premio Nacional de Investigación 'Gregorio Marañón' El galardón reconoce su actividad clínica e investigadora y su aportación en terapia génica Este médico insiste en que la inversión en ciencia es crucial para salir de la crisis Su objetivo es unir la terapia génica a la inmunoterapia contra el cáncer de hígado

El doctor Jesús Prieto lleva años dedicado a la investigación y tratamiento de las enfermedades del hígado. C.U.N.

A Jesús Prieto (Oviedo, 1944) se le ilumina la cara cuando habla de investigación y de hospitales. Su vida ha girado en estos dos ámbitos de la Medicina y a sus 70 años sigue planificando su futuro en ellos, aunque parte de él será fuera de España, en Angola, donde tiene pensado trabajar en un hospital que ahora se está creando. Su ambición, más allá de premios que no hace suyos sino de todo un equipo, y se centra en hacer llegar los resultados del laboratorio a los pacientes y en conseguir financiación suficiente para el estudio de patologías que todavía no tienen cura, como la cirrosis o el cáncer de hígado.

En Navarra, ha desarrollado todas las facetas más importantes del médico: atender pacientes, la docencia a estudiantes y médicos, y la búsqueda de soluciones terapéuticas, como director del Área de Hepatología y Terapia Génica del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA). Hoy recoge el Premio Nacional de Investigación de manos de los Reyes y probablemente aprovechará, como hizo en su conversación con EL MUNDO, para hablar de lo crucial que es para nuestro país que políticos y sociedad apuesten por el conocimiento.

"Uno de los riesgos de la política es pensar a corto plazo. Los defectos de la economía española son estructurales. Y estamos atendiendo a la coyuntura. Hay que apostar por el conocimiento y la ciencia, en los que se tienen que implicar no sólo los organismos públicos sino la sociedad y los particulares. Pero el Gobierno también debería realizar políticas que faciliten las inversiones de riesgo en empresas innovadoras, muy orientadas al conocimiento y a la exportación, porque la ciencia es global. Esto es una asignatura pendiente y crucial contra la crisis".

Y esas empresas de innovación podrían ser aquéllas que desarrollen vectores de terapia génica, es decir, herramientas útiles para insertar genes que modifiquen la función alterada de ciertos órganos, como el hígado. En eso ha basado parte de su trabajo este especialista en Medicina Interna y Gastroenterología, que lleva media vida intentando mejorar la salud de los enfermos hepáticos a quienes lanza un mensaje esperanzador en relación a los nuevos tratamientos. "Son muy eficaces, de tal manera que la curación de la hepatitis C se contempla a corto plazo. Se han producido unos avances muy importantes en el conocimiento de la biología del virus y en la caracterización de cada una de sus proteínas. Por esto se piensa, en un futuro no muy distante, en el fin de esta enfermedad, lo cualsupone un avance increíble porque sólo han pasado 25 años desde la identificación del virus hasta el momento actual".

Aunque la curación de la hepatitis C puede suponer un alivio para otras patologías del hígado, pues ésta es la causa de la mayoría decirrosis, tumores y motivo de un gran número de trasplantes hepáticos, no será el fin de estos trastornos. El abuso del alcohol, las alteraciones metabólicas de causa genética, los trastornos autoinmunes o la enfermedad hepática por grasa (esteatosis no alcohólica) son todavía un rompecabezas para clínicos e investigadores. "En ellas no ha habido avances muy notables". Si a eso unimos que el trasplante de hígado no puede aplicarse a muchos pacientes -por la presencia de otros problemas como edad avanzada, infecciones, etc.- y la carestía de órganos, "hay una gran necesidad de tratamientos para estos pacientes", sostiene Prieto.

Pero está convencido de que la terapia génica aplicada a la inmunoterapia -el tratamiento estrella de la Oncología en los dos últimos años- puede dar muchas sorpresas en los próximos años. La introducción de vectores que lleven incorporados genes o proteínas puede ser útil tanto en las enfermedades causadas por la mutación de un gen, como en la cirrosis o en el tumor de hígado (la tercera causa de muerte por cáncer en el mundo). "Se está profundizando mucho en las estrategias que utiliza el tumor para escapar del sistema inmune. Y la terapia génica puede aumentar la eficacia de la inmunoterapia, al infectar el tumor con vectores que codifiquen para proteínas que tienen un efecto inmunoestimulador, es decir, con ella se puede convertir el tumor en una fábrica de anticuerpos monoclonales" que luchen contra las células cancerígenas.

Su grupo ya ha probado estas terapias en el laboratorio, pero insiste en que es crucial poner más fondos para intentar trasladar los resultados a humanos. "En el melanoma se han conseguido grandes avances pero todavía no se han probado en el cáncer hepático.Estamos en el amanecer de la inmunoterapia contra el tumor de hígado", afirma, sin rendirse nunca a la hora de buscar inversores.

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Ángeles López

El Mundo