Un diagnóstico certero

«Durante cuatro días intensos de hospital los médicos no daban con la tecla. Solicité la comunión y la unción de los enfermos para mi hijo...». Este padre, que vive en Houston, relata el favor que recibió de Eduardo Ortiz de Landázuri en un momento crítico para la vida de su hijo.

Mi hijo de 29 años fue diagnosticado de gripe en noviembre de 2016 en Houston, donde vivimos. A pesar de haber recibido el tratamiento indicado con Tamiflu, continuó estando muy enfermo padeciendo escalofríos, fiebre, debilidad extrema y algunos otros síntomas como de gripe. Le vieron de nuevo el servicio de Urgencias en diciembre y le diagnosticaron anemia. Posteriormente, como los síntomas no mejoraban, se descartaron úlceras estomacales, enfermedades infecciosas y hasta VIH.

En enero de 2017 se le hizo una biopsia de médula ósea y se descartó que sufriera un cáncer en la sangre. Fue hospitalizado para realizarle todo tipo de cultivos y descartar así la posible infección de bacterias y hongos. Además de la gran debilidad que tenía, presentaba erupciones en la piel en brazos, tórax y piernas.

Después de dos meses los médicos no identificaban qué podía estar causando todo esto. El 10 de febrero de 2017 fue hospitalizado de urgencias

Después de dos meses los médicos no identificaban qué podía estar causando todo esto.

El 10 de febrero de 2017 fue hospitalizado de urgencias al sumarse síntomas neurológicos -nistagmus- que indicaban la presencia de una posible lesión cerebral.

Pedí con fe a don Eduardo Ortiz de Landázuri que iluminara a los médicos para que llegaran a un diagnóstico certero para salvar a mi hijo. En ese momento todavía no se conocía la causa, pero sí se identificó una lesión en el cerebro y en la médula espinal, como si hubiese tenido una lesión isquémica. Los médicos alertaron de que podía sufrir un paro respiratorio e incluso terminar parapléjico…

Pedí con fe a don Eduardo Ortiz de Landázuri que iluminara a los médicos para que llegaran a un diagnóstico certero para salvar a mi hijo

Durante cuatro días intensos de hospital los médicos no daban con la tecla. Solicité la comunión y la unción de los enfermos. Así de grave estuvo mi hijo, así de fuerte es nuestra fe.

Al tercer día de hospital, mi hijo mayor y mi nuera, que es médico, se preguntaron si podría ser una enfermedad autoinmune. Las pruebas anteriores habían resultado negativas. El 13 de febrero indagaron en Internet la conjunción entre lesión de la médula, glóbulos blancos bajos y lupus. Y encontraron la causa de todo. Los médicos aceptaron realizar la prueba específica y el diagnóstico fue confirmado: vasculitis lúpica.

El camino para el tratamiento y la recuperación ha sido largo, y en medio se le ha presentado a mi hijo una parálisis facial del lado derecho que le afecta el ojo

El camino para el tratamiento y la recuperación ha sido largo, y en medio se le ha presentado a mi hijo una parálisis facial del lado derecho que le afecta el ojo. Pero después de un año ha recuperado un 95 por ciento de su fuerza y se ha incorporado a sus actividades ordinarias, trabajo y ejercicios.

Sigo pidiendo a don Eduardo que interceda ante Dios para que haya un nuevo milagro, se recupere de la parálisis facial y supere los problemas de la vista tras lesión cerebral que fue detenida, gracias a Dios, a tiempo.

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