El Codaste, un apoyo para el timón

Recientemente se han celebrado los 40 años el Club juvenil Codaste, un centro para la juventud en el barrio madrileño de Aluche. Con este motivo muchos antiguos socios han vuelto a sentirse atraídos por la formación cristiana que allí recibieron. En esta asociación juvenil, impulsada por familias madrileñas, disfrutan y mejoran pequeños y mayores.

Visitar a ancianos es una formar de ser generoso.

La historia del Club se remonta a 1964. En el mes de octubre se abrían las puertas de un pequeño local en el Paseo de Extremadura, con un letrero en la fachada: Club Codaste. Hacía unos meses era sólo una idea que rondaba en la cabeza de Ricardo, un padre de familia del Opus Dei. Explicaba que cuando leía en Camino: "Que tu vida no sea una vida estéril, sé útil, deja poso...", y veía perder el tiempo a los chicos que recorrían las calles de su barrio en la periferia de Madrid, sentía en su interior que debía hacer algo. Al año siguiente varios periódicos de la capital se hacían eco de esa iniciativa:

"Carpinteros, sastres, fontaneros, serenos y guardias municipales, en total catorce hombres, secundando la idea de un cabo de la Policía Municipal de Vallecas y conserje del Banco de Londres y América del Sur, han puesto en funcionamiento un club donde se forman más de un centenar de muchachos". "Contabilidad, idiomas, cálculo mercantil, cultura general y taquigrafía son materias que gratuitamente, tanto por parte de los profesores como de los alumnos, se pueden cursar en el Club. Aparte de esta labor docente, admirable, se desarrollan otras actividades culturales y recreativas. Juegos, tertulias, equipo de fútbol, cine-club, charlas con coloquios, conferencias... Las clases empiezan a las ocho de la noche y terminan a las diez". En el número de abril de 1965, una revista cuenta "El nombre, que al principio extraña, se hace entrañable cuando se sabe que un codaste es una pieza de un barco. Verán ustedes, es una pieza de madera gruesa, vertical, que une la quilla y sirve de apoyo a la popa. En ella se sujeta el timón, ... ¿hace falta más explicación?".

En 1970 se trasladaron al cercano barrio de Aluche, entonces en pleno crecimiento y lleno de gente joven. En un pequeño piso de 70 m2 se desarrollaron las actividades con jóvenes durante más de trece años. En esa época la Junta Directiva confió al Opus Dei la formación espiritual de los chicos del Club que lo desearan.

En 1974 una persona cedió una casa cercana que estaba medio en ruinas. Tras unos arreglos hechos por los propios socios, se empezó a impartir allí formación a los padres y se dirigía entre otras cosas una catequesis a más de cien chavales que vivían en las chabolas colindantes.

También hay campamentos.

En 1983 se dio un buen impulso al trasladarse a una parte de la sede actual, posteriormente ampliada. Y como la formación también se había extendido a los padres, en 1996 alquilaron la entreplanta contigua para esa labor. Allí se imparten actualmente charlas de educación familiar, retiros, proyecciones de películas de Nuestro Padre, tertulias...

Superar el aislamiento de los jóvenes

Un objetivo del Club es enseñar a sus socios la preocupación por los demás, superando el egoísmo y el propio aislamiento. En cualquier actividad se insiste en el compañerismo y en la ayuda a las otras personas. Por eso colaboran en comedores asistenciales y acuden a visitar a gente necesitada, tanto en sus casas como en residencias de ancianos. También han participado en campos de trabajo en Polonia, en el Líbano o en el propio Madrid, ayudando a construir escuelas, rehabilitando casas en barrios deprimidos y realizando labores de alfabetización. Un grupo de socios mayores dan catequesis en varias parroquias de la zona, y son conscientes de que los primeros beneficiados son ellos mismos.

En estos años, las actividades culturales han sido múltiples: tertulias con profesionales, con expertos en algún tema interesante o con personajes famosos del deporte y de la vida pública. También son frecuentes las visitas a museos, los ciclos de cine y literatura, la participación en olimpiadas matemáticas, los campeonatos de ajedrez, etc.

Los fines de semana siempre hay deporte. En los años setenta hubo gran afición al béisbol, pero ahora los deportes favoritos son el fútbol, el baloncesto y el ciclismo. Se puede participar desde en el Torneo Champion de fútbol, en el que juegan todos los que acuden ese día, hasta en partidos de competiciones oficiales y federadas.

Para los universitarios, hay campos de trabajo.

Los padres no sólo han sido los creadores del Club juvenil, sino que siempre han estado muy presentes en las actividades de Codaste. Cada año la Junta Directiva, formada por padres, organiza varias cenas-coloquio, un cine forum mensual de educación familiar, la Fiesta de fin de curso, una Romería familiar en mayo al santuario mariano de Sonsoles (Ávila), un Triduo de Misas por Navidad, y cada mes, un retiro mensual. Fruto de esa labor, Imaz, de origen sirio pero que vive en España desde hace veinte años, recibió en Codaste formación cristiana y se bautizó el año pasado en la catedral de Madrid. Otro caso es el de Jaime, conductor de autobús urbano. Un pasajero le habló de la Obra y le puso en contacto con el Club. Ha empezado a asistir a los retiros y está entusiasmado con la perspectiva de buscar la santidad en su trabajo. Ha hecho un Curso de Retiro y va a traer a su hijo por el Club en cuanto se recupere de una enfermedad que le ha mantenido en cama.

El barrio ha cambiado en estos cuarenta años. Muchos de sus habitantes han pasado por el Club y han aprendido a mantener el timón de su vida bien sujeto en el codaste de la formación que recibieron. Ricardo y sus amigos, que empezaron el Club, han dejado un buen poso. Nuevos edificios se están construyendo, y además la zona desde la que vienen los socios actuales se ha extendido mucho. Por esa razón las perspectivas para el futuro son estupendas.