Ebele Okoye nos recuerda que hay otras mujeres en el mundo sin derechos

Cuando las mujeres reciben educación y son conscientes de su propia dignidad y de sus derechos, las cosas cambian, hay un mayor respeto mutuo y cada persona comprende el papel y la posición del otro.

Ebele Okoye.

Woman Essentia Ebele Okoye nos recuerda que hay otras mujeres en el mundo sin derechos

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Si la educación te da oportunidades, en África, todavía más, no sólo para lo que puedas conseguir más a nivel personal, sino para “ayudar más” a los demás. Este es el caso de Ebele Okoye, la farmacéutica nigeriana que recibió el pasado 13 de marzo el Premio Harambee España 2018 a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana, de manos de S.A.R. Doña Teresa de Borbón dos Sicilias.

Ebele nació en Enugu, en el sureste de Nigeria, donde vive la tribu de los Igbo, a la que ella pertenece. Ella y sus tres hermanos tuvieron la oportunidad de recibir una buena educación ya que su padre era profesor y su madre enfermera en un centro de salud rural.

Woman Essentia.-¿Qué puedes contarnos de tu infancia? ¿Eras consciente de esa oportunidad, de tener esa familia con esas posibilidades? Tenía que ser muy difícil…

Ebele Okoye .-Tengo muy hermosos recuerdos de mi infancia. Aunque en la familia éramos solo 6 personas, mis padres y nosotros 4. Vivian con nosotros 2 primas y un primo que eran como tres hermanos más. También tuvimos un buen número de tíos, primos y tías viviendo con nosotros por temporadas. Además mis padres siempre tenían acogidos a otros niños de las áreas rurales para que pudiesen recibir educación. Poco después de casarse, mis padres se mudaron a Nsukka, donde mi padre consiguió un trabajo como profesor en la universidad. Aunque todos nacimos en Enugu, vivimos la mayor parte de nuestras vidas en Nsukka.

Vivíamos en el campus y crecimos en la comunidad universitaria por lo que nuestra escuela, en la que se educaban los hijos de los demás profesores, era gratuita y bastante buena. No hubiésemos podido tener una educación tan buena con los ingresos modestos que tenían mis padres. Los profesores de entonces ganaban muy poco dinero igual que las enfermeras, que era en lo que trabajaba mi madre. Ahora en Nigeria se supone que la educación primaria es gratuita, pero entonces no existía la educación gratuita y la mayoría de los niños no iban al colegio porque sus padres no podían pagarlo.

Tuvimos la suerte de tener padres educados. Mi padre nos ayudó siempre con nuestras tareas ya que mi madre tenía un horario muy apretado yendo desde la ciudad donde vivíamos para trabajar como enfermera en el centro de salud rural.

WE.- ¿Ha cambado África mucho desde entonces?

EO.-Se puede considerar que muchas cosas han cambiado en Nigeria desde entonces. Es posible que no pueda extrapolar para toda África, ya que cada país del vasto continente es único, cada uno tiene su historia y su pasado. Pero sí, Nigeria ha cambiado mucho desde entonces. No había videojuegos o teléfonos móviles entonces, así que todos los niños nos encontrábamos en la calle para jugar. La falta de seguridad en hay ahora en el país, tampoco existían en ese momento. Así que no teníamos miedo de estar fuera de casa hasta muy tarde jugando con los otros niños. Yo lo recuerdo como un tiempo maravilloso.

WE.- Eres farmacéutica ¿hay alguna razón por la que eligieras esa profesión?

EO.- La verdad es que cuando llegó el momento de llenar mi formulario JAMB, el examen para matricularme en la universidad, no estaba muy segura de lo quería estudiar. Pero como mencioné, mi padre siguió de cerca todo lo relacionado con nuestra educación. En aquel momento, cuando a un niño le iba bien en la escuela, sus padres pensaban automáticamente que debía ser médico o farmacéutico que eran las profesiones con más prestigio entonces, algo parecido a lo que pasaba en España con tener un hijo ingeniero. Y yo terminé en Farmacia.

WE.- Mientras que en occidente, aunque la mujer está en todos los aspectos del mundo, sigue reivindicando, en África es la mujer el motor necesario para el cambio. Cuál es el papel de la mujer en este liderazgo que propones?

EO.-No hay duda de que las mujeres tienen un papel importante que desempeñar en el liderazgo. En Nigeria, somos alrededor de 160 millones, y las mujeres representan prácticamente el 50% de esa población. Sería injusto hacer políticas y excluir las opiniones de la mitad de la población. Además, las mujeres siempre aportan otra dimensión en la resolución de problemas que un hombre puede pasar por alto. Las mujeres aportan los detalles en el liderazgo.Cuando sucedió el secuestro de las niñas de una escuela por Boko Haram, y se analizó en suceso en la reunión de los ministros para ver cómo afrontar los problemas de la zona noreste del país y como buscar y rescatar a las niñas. Estaba presente en esa reunión una de las pocas ministras que había. Ella fue la que pensó y aportó los detalles de la escuela y de las familias de las niñas secuestradas de la comunidad Chibok y como había que atender a esas personas y enviar inmediatamente materiales de socorro a esa comunidad. Esa señora, que también es también madre y entiende lo que podría ser importante en ese instante particular, aparte de las soluciones a largo plazo y los grandes planes que deben ponerse en marcha para mejorar la seguridad y la vida de los miembros de esa comunidad.

WE.- ¿Cuál es el papel de la mujer Africana?

EO.-El papel de la mujer Africana es crítico en esta etapa de la historia humana cuando tenemos mujeres más educadas que están muy calificadas para diferentes posiciones de liderazgo. Es el momento de que se presenten y se conviertan en protagonistas en el desarrollo de sus comunidades. Aparte de eso, se cree que las mujeres son menos corruptas, actúan como mejores mentores, especialmente para las mujeres más jóvenes en el mundo corporativo y el gobierno.

WE.- ¿Cómo lleva la mujer africana el tema de la conciliación?

EO.-En Nigeria, hay mujeres que dirigen negocios con éxito en los niveles superiores y también se ocupan de sus familias y hogares porque disponen de mucha ayuda. El problema lo tienen las que trabajan en la economía informal, que son la mayoría y que no disponen de dinero para pagar a nadie que se ocupe de sus hijos, o de guarderías donde dejarlos, mientras trabajan. Hay mucho que hacer en el tema de la conciliación en mi país y creo que en toda África.

WE.- ¿En que momento o por qué, sin abandonar a lo que te dedicas, empiezas a trabajar para ayudar a otras mujeres?

EO.-Esto ha sido parte de mí vida desde mis días en la escuela. Siempre he pensado que había tenido mucha suerte y que debía contribuir con lo que había recibido para ayudar a otros. Mientras estaba en la universidad colaboré en algunos proyectos de desarrollo, a través de programas rurales y comunitarios de extensión a comunidades pobres no muy alejadas de la universidad que organicé junto con otras compañeras. Como dije antes, a pesar de que mis hermanos y yo tuvimos la suerte de tener padres educados y un hogar cómodo de clase media, no vivíamos aislados en una burbuja, al lado de la universidad había muchas familias pobres, y no muy lejos, una zona chabolista con muchas otras familias que no disponían ni de lo más indispensable. Por lo general, diseñamos esos proyectos comunitarios para incluir sesiones de extensión médica, alfabetización y aritmética para los niños de la escuela y clases de higiene. Recuerdo que siempre fui muy feliz después de esos programas de extensión, independientemente del intenso trabajo que suponía. Y he seguido haciendo lo mismo siempre. Aunque hubo un período, recién terminada la carrera, en el que estaba más involucrada en el trabajo de farmacéutica, siempre he dedicado un tiempo al trabajo solidario de desarrollo, haciendo a ambos y tratando de equilibrarlos lo más posible.

WE.- Eres la promotora del Proyecto AMAD nos gustaría que nos contaras en que consiste y cuales son los inconvenientes que te encuentras a la hora de ponerlo en práctica.

EO.- El proyecto AMAD es un LDP, Leadership Development Programme. El proyecto tiene una historia, pero trataré de resumirlo yendo directamente a los aspectos más destacados. Todo comenzó el 7 de diciembre de 2005 cuando Women’s Board ECS organizó una Conferencia de Liderazgo en la Universidad de Lagos. Entre los conferenciantes invitados para el evento se encontraban el Prof. Pat Utomi (Escuela de Negocios de Lagos de la Universidad Panafricana), la Dra. Franca Ovadje (Escuela de Negocios de Lagos de la Universidad Panafricana), la Dra. Nadu Denloye (entonces del Grupo Telnet), la Sra. Ndidi Nwuneli (LEAP África). Debido al nivel de interés demostrado por los estudiantes, se hizo la promesa de comenzar un programa de liderazgo estable y continuo para estudiantes universitarios y esto se convirtió en realidad en 2008.
Fue esta reunión la que dio origen al LDP de AMAD, que se distingue de otros LDP porque tenemos una parte práctica y lo dirigimos fundamentalmente a las mujeres. Las estudiantes organizan y llevan a cabo proyectos basados en las necesidades de una comunidad en particular, a la que forman y ayudan.

Hemos superado muchas dificultades hasta diseñar y ejecutar el programa cada año. Algunos de los desafíos incluyen conseguir facilitadores competentes, también conseguir mentores con la dedicación suficiente para seguir y motivar el trabajo de las estudiantes. Tampoco son sido fáciles de obtener los fondos para el día a día del programa. El programa involucra, comida para los participantes cada sábado durante todo el curso, materiales del curso, consumo de energía, viajes a las comunidades, materiales que se llevan, etc. En Nigeria, como en la mayor parte de África, el suministro de energía no es constante y entonces tenemos que conseguir y transportar generadores para proporcionar energía para ejecutar el programa. Todo ello es costoso de mantener y ejecutar.

Las comunidades en la que llevamos a cabo el proyecto AMAD son comunidades que tienen muchas necesidades sociales. La mayoría de las veces no podemos hacer todo lo que nos hubiera gustado debido a la falta de fondos.

WE.- No se si los resultados de tu programa se pueden ver a corto plazo, pero ¿qué tipo de ayuda necesitarías para que tu programa tenga el éxito que esperas?

EO.- En el corto plazo, podemos decir que el programa está dando frutos, de acuerdo con las posibilidades que manejamos. Desde 2008, cuando comenzó, por ejemplo, en la región de Iroto, ha beneficiado directamente la vida de unas 4.000 mujeres y niños de la zona.

Los testimonios de los participantes son una buena forma de medir el impacto del Programa. En comunidad de Iroto, que he mencionado, hemos podido ver que después de tres años, muchas mujeres – cerca de 1000 – han sido capaces de obtener créditos blandos de instituciones de microcrédito que han podido devolver con puntualidad y que les ha permitido instalar una pequeña industria en su casa, o iniciar un negocio en la economía informal, con los que ganarse la vida y enviar a sus hijos a la escuela. Antes de que comenzáramos la capacitación de esas las mujeres, la mayoría de ellas no sabía ni que existían los microcréditos ni que podían realizar una actividad industrial o un negocio. Para desarrollar el programa y extenderlo a más lugares, evidentemente necesitamos ayuda financiera, cuanto más ayuda tengamos más cosas podremos hacer .Hay muchas estudiantes universitarias dispuestas a capacitarse en el programa pero que no pueden hacerlo porque no tenemos medios para soportar su atención, viajes, etc. Ya que precisamente son más solidarias las que tienen menos y se mantienen con dificultad en la universidad.

También nos gustaría hacer más por las comunidades que visitamos. A veces necesitan proyectos que exigen más ayuda y que no podemos llevarlos a cabo por falta de medios.

WE.- No me gusta generalizar, pero el hombre africano parece más parado, estuve en Tanzania el verano pasado y mientras ellos estaban sentados en las motos quietos, las mujeres no paraban iban y venían cargadas. ¿Cómo crees que puede afectar este cambio del papel de la mujer en relación al hombre cuando en las zonas más pobres sigue estando tan sometida?

EO.-La mujer africana promedio es una persona muy trabajadora. Depende de ella tanto la alimentación como la crianza de sus hijos e incluso en la familia extendida más amplia y en la sociedad actual. Muchas mujeres en África son las que ganan el pan. En los hogares de clase media, la mujer además de trabajar fuera de casa a tiempo completo tiene que cuidar a su esposo e hijos.

En la cultura africana, los hombres tienen una posición privilegiada. En algunas regiones, sobre todo las del norte, solo los hombres pueden heredar propiedades, y solo los hombres pueden comprar y poseer propiedades, también la educación está reservada a los varones. En las zonas rurales, la mujer tiene asignado el único papel de trabajar para alimentar a la familia y de tener y criar hijos. Afortunadamente, poco a poco las cosas están cambiando. En las ciudades cada día más mujeres van a la escuela y algunas más ya son empresarias exitosas. En el área donde trabajamos en Iloti, los hombres son los propietarios de la tierra y, por lo tanto, las mujeres solo cultivan las parcelas arrendadas por su marido. Los hombres obtienen dinero alquilando su terreno a su propia mujer que debe pagar por cultivarlo y muchos de ellos, cuando se cansan, abandonan las aldeas y a su familia y corren a la ciudad en búsqueda de una vida mejor y regresan cuando les parece bien, para volver a irse de nuevo. En esos lugares, se ve que la mujer es la única que queda con la carga de administrar la casa, alimentar a los niños, etc.
Cuando las mujeres reciben educación y son conscientes de su propia dignidad y de sus derechos, las cosas cambian, hay un mayor respeto mutuo y cada persona comprende el papel y la posición del otro.

Es verdad que las mujeres culturalmente son percibidas como sumisas, pero eso está cambiando gradualmente y cada día más mujeres son protagonistas en diferentes áreas de la vida en la sociedad nigeriana. . Poco a poco se han notado el valor de las mujeres y todos están interesados en aumentar el número de mujeres en la Asamblea Nacional, en puestos ejecutivos de alto nivel, etc. Los hombres están empezando a comprender que no hay nada de malo en que asuman tareas domésticas. Poco a poco las cosas van mejorando.

WE.- La familia es muy importante en África, mientras que en Occidente está siendo seriamente amenazada porque se está enfrentando a una problemática muy complicada. ¿Cómo veis esta situación desde allí?

EO.-La familia es la institución más sólida de toda África. Nosotros tenemos fuertes lazos y valores familiares. La familia es tan importante que a veces resulta asfixiante. Las familias están involucradas en las elecciones que hacen sus hijos incluso cuando son adultos. No solo deciden la carrera que han de estudiar o el trabajo que han de realizar sino que también sigue había muchos matrimonios concertados.

Pero también tiene su lado bueno. El fuerte sistema de apoyo familiar asegura que los miembros más débiles de cualquier familia, siempre encuentran apoyo. No se quedan solos en su sufrimiento. De hecho, a veces toda la comunidad está involucrada en el cuidado de la persona que lo necesita.

Como los niños son entrenados no solo por los padres inmediatos sino por toda la comunidad, existe la creencia de que un niño no solo pertenece a sus padres, sino a la comunidad donde nació. Hay mucho orgullo cuando a un niño le está yendo bien, o cuando un joven triunfa, no solo para los padres, sino también para la familia extensa y para la comunidad de donde proviene el niño.

WE.- ¿Qué dirías a las mujeres que te van a leer?

EO.-Si usted es mujer y tiene la suerte de vivir en occidente, donde se respetan sus derechos y tiene la suerte de disfrutar de todo tipo de oportunidades, no olvide que hay otras mujeres en otros lugares del mundo que no tienen ningún derecho y son sometidas a un trato inhumano solo porque son mujeres. Usted tiene la oportunidad de ayudarlas a través de la ONG Harambee. No olvidemos nunca nuestro papel en la sociedad. Recuerde que no todas las mujeres disfrutan de los mismos derechos y algunas ni siquiera son conscientes de sus derechos debido a la ignorancia y la falta de educación.

Te deseamos toda la suerte del mundo con este proyecto que no sólo ayuda a las mujeres y a las niñas sino a crecer a toda la comunidad…y ¡bienvenida a España!

Pilar Castañón

Woman Essentia