Carta del Obispo de Madrid, Mons. Leopoldo Eijo y Garay, del 24-V-1941, al Abad Coadjutor de Montserrat, Dom Aurelio María Escarré Jané

“El Fundador del Opus Dei”, biografía escrita por Andrés Vázquez de Prada

(AGP, RHF, D-03545/2).

Carísimo en N.S.: Muchas gracias por su carta del 9 que recibí ayer 23. No me explico tanto retraso.

En espíritu estuve con V. en esa Santa Casa tan amada; la brega diaria no me consintió ir en persona.

Ya sé el revuelo que en Barcelona se ha levantado contra el Opus Dei. Bien se ve la pupa que le hace al enemigo malo. Lo triste es que personas muy dadas a Dios sean el instrumento para el mal; claro es que putantes se obsequium praestare Deo. Lo conozco todo, porque el Opus, desde que se fundó en 1928, está tan en manos de la Iglesia que el Ordinario diocesano, es decir o mi Vicario General o yo, sabemos, y cuando es menester dirigimos, todos sus pasos; de suerte que desde sus primeros vagidos hasta sus actuales ayes resuenan en nuestros oídos y... en nuestro corazón. Porque, créame, Rmo. P. Abad, el Opus es verdaderamente Dei, desde su primer idea y en todos sus pasos y trabajos.

El Dr. Escrivá es un sacerdote modelo, escogido por Dios para santificación de muchas almas, humilde, prudente, abnegado, dócil en extremo a su Prelado, de escogida inteligencia, de muy sólida formación doctrinal y espiritual, ardientemente celoso, apóstol de la formación cristiana de la juventud estudiosa, y sin más mira ni afán que preparar para utilidad de la Patria, y servicio y defensa de la Iglesia, muchedumbre de profesionales intelectuales, que aun en medio del mundo no sólo lleven vida de santidad sino también trabajen con alma de apóstoles.

En el molde de su espíritu ha vaciado su Opus. Lo sé, no por referencias, sino por experiencia personal. Los hombres del Opus Dei (subrayo la palabra hombres porque entre ellos aun los jóvenes son ya hombres por su recogimiento y seriedad de vida), van por camino seguro no sólo de salvar sus almas sino de hacer mucho bien a otras innumerables almas.

La asociación secreta, que dicen los denigradores, no ha nacido sino con la bendición de la autoridad diocesana, y no da paso de alguna importancia sin pedirla, amén de la aprobación.

La discreta reserva (nunca secreto social) que el Dr. Escrivá inculca a los miembros es más que otra cosa el antídoto contra el faroleo, la defensa de una humildad que él quiere que sea colectiva, de todo el Opus, no sólo individual de sus miembros; al par que instrumento de mayor eficacia en el apostolado del buen ejemplo y en los servicios que occasione data puedan prestar a la Iglesia.

El cultivo de la mente y el corazón por el estudio de la Religión y las prácticas de piedad es muy intenso; son varios los sacerdotes de excelente espíritu que ayudan en ello, aunque al principio era sólo el Dr. Escrivá.

En una palabra, yo no tengo pero que oponer a ese Opus que, lo repito, es verdaderamente Dei.

Y sin embargo, son hoy los buenos quienes lo atacan.

Sería para asombrarse si no nos tuviese el Señor acostumbrados a ver ese mismo fenómeno en otras obras muy suyas.

No merece más que alabanzas el Opus Dei; pero los que lo amamos no queremos que se lo alabe, ni se lo pregone; no es obra de muchedumbre sino de selección; ni de barrer para dentro, sino de labrar bien a los que Dios traiga a su Opus; trabajar calladamente, con humildad, con alegría interna, con entusiasmo apostólico que no se desvirtúa precisamente porque no se desborda en ostentaciones; y dotar a todas las profesiones intelectuales de grupos escogidos que sin banderas al viento ni etiquetas llamativas vivan santamente e influyan en el bien de los demás; ése es el afán del Opus Dei.

Conozco todas las acusaciones que se lanzan; sé que son falsas; sé que se persigue a algunas personas, incluso en sus intereses, creyéndolos del Opus Dei ¡y no lo son!; cómo se inquieta a los padres y a las madres de los alumnos, y se requiere la acción de autoridades públicas; y se apela a todos los medios; mil artes se están empleando; de todo ello no sacará el Señor más que bien para el Opus Dei; pero duele el descrédito de los buenos que así persiguen lo bueno.

Ayer he leído una carta en que el Superior de una Residencia S.J. dice que es difamar a la Compañia de Jesús asegurar que ésta persigue al Opus Dei y busca su destrucción.

Vuestra Reverencia que sabe lo que por ahí pasa, forme juicio.

No desciendo a pormenores porque V.R. no me lo indica. Si desea que le aclara algún punto especial, dígamelo; que con sumo gusto le explicaré todo: considero como un favor de Dios N.S. poder ser útil a Su Opus.

A sus oraciones se encomienda su afmo. en N.S. y en nuestra Moreneta:

+ El Obispo de Madrid-Alcalá

Madrid, 24-V-1941