La comunión espiritual, una oración que dio la vuelta al mundo

San Josemaría aprendió una oración -la “comunión espiritual”- de labios del Padre Manuel Laborda. Pero, ¿cuál es el origen de esa plegaria? El autor de este artículo la encontró “casualmente” en las páginas de un antiguo catecismo.

El fundador del Opus Dei aprendió la “comunión espiritual” gracias al Padre Manuel Laborda.

• La Comunión espiritual de San Josemaría. ¿Quién fue el autor? (Descarga en PDF este artículo de la Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá de Balaguer y Opus Dei)

Centenario de la Primera Comunión de san Josemaría.

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Sabía que el fundador del Opus Dei aprendió la “comunión espiritual” de labios del Padre Manuel Laborda, natural de Borja, en Zaragoza, y profesor en Barbastro. Pero, ¿cuál es el origen de esta joya de la piedad eucarística? ¿La rezaban en el colegio o la compuso el religioso? Pues bien, aunque yo no buscaba la procedencia de esta oración, la encontré, y el hallazgo fue verdaderamente providencial.

Recordatorio de la Primera Comunión de san Josemaría Escrivá.

La página 308 de un antiguo catecismo

Estaba realizando una investigación para publicar un artículo sobre la Virgen en Scripta de Maria, la revista del Instituto Mariológico de Torreciudad, cuando me vino al recuerdo el catecismo que estudié en la parroquia de mi pueblo, para preparar la Primera Comunión: el famoso Catecismo del Padre Ramo, como se decía. Pensé que tal vez sería el que habría estudiado nuestro Padre de pequeño en el colegio de Barbastro.

Pregunté a la biblioteca de la Universidad de Navarra. Tenían un ejemplar que, pasado un tiempo, me enviaron digitalizado. Por su estado de conservación, se lee con alguna dificultad.

Por si acaso, mientras tanto, hice gestiones en el colegio de los Escolapios de Alcañiz, donde el autor había sido rector. Me sugirieron dirigirme a los Escolapios de Zaragoza, donde conseguí una copia del llamado catecismo mayor: Explicación de la Doctrina Cristiana. Según el método con que la enseñan los Padres de las Escuelas Pías. Dispuesta en forma de Diálogo entre Maestro y Discípulo. Por el P. Cayetano de S. Juan Bautista, Sacerdote de dichas Escuelas Pías. Está editado en Pamplona en el año 1800 y tiene 357 páginas. Lo fui leyendo poco a poco, y cuál sería mi sorpresa cuando di con el siguiente texto, en la página 308, donde el autor invita a avivar el deseo de recibir a Cristo, explicando también cómo hacerlo: Yo quisiera Señor, y Dios mío, recibiros con aquella pureza, humildad, y amor con que os recibió vuestra Santísima Madre, y con el fervor, y espíritu de los Santos.

Me vino al recuerdo el catecismo que estudié en la parroquia de mi pueblo, para preparar la Primera Comunión: el famoso Catecismo del Padre Ramo, como se decía. Pensé que tal vez sería el que habría estudiado san Josemaría de pequeño en el colegio de Barbastro.

Tal vez aquella respuesta del catecismo, a fuerza de enseñarla y repetirla, se había convertido, con ligeras variantes, en oración; o tal vez fue el mismo Padre Laborda quien la acuñó. En cualquier caso, estaba presente en el patrimonio de piedad de los Escolapios, que aquel buen religioso transmitió a San Josemaría. Si el origen de la fórmula hay que atribuirlo al Padre Cayetano de San Juan Bautista, o este la tomó de otro autor anterior, también es un tema que habrá que investigar...

Puesto que la fotocopia con la que trabajé no era de grandísima calidad –las manchas oscuras en algunos lugares dificultaban que el escáner discerniera el texto–, pensé que lo mejor era copiarlo en el ordenador. Es lo que he hecho. El proceso ha sido laborioso y bastante largo, casi dos años, hasta conseguir la reconstrucción de ese viejo catecismo. He copiado, ordenado y maquetado el librito con el ordenador, conservando casi idéntica su fisonomía.

El catecismo: fuente de claridad de ideas

Posteriormente, escribí al prelado del Opus Dei, comunicándole el hallazgo. También pensé que le haría ilusión tener el texto completo del libro, y se lo envié. Recuerdo que el fundador del Opus Dei, en momentos de confusión en la vida de la Iglesia, nos recomendaba acudir a las fuentes seguras, a estos viejos catecismos llenos de doctrina y de piedad: La Iglesia de Dios y los sacerdotes de Dios, desde hace veinte siglos, predicamos lo mismo (...). Porque –me gusta mucho decirlo- la religión no la hemos hecho los hombres por alzada de mano, por votación... ¡Coged los catecismos viejos! Hijas mías, hijos míos: ¡son tesoros de maravilla! ¡No los tiréis!, ¡leed! (...) y leed con calma para conservar la fe de vuestros hijos.

También ahora existe un gran instrumento para profundizar y dar a conocer la fe: el Catecismo de la Iglesia Católica y su Compendio, como expresión de la perenne fe de la Iglesia.

Sin yo pretenderlo, sin saber cómo, la Providencia ha ido encaminando mis pasos hasta llegar a este feliz descubrimiento, gracias a Dios. ¡Seguro que san Josemaría ha tenido algo que ver!

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Don Jesús Sancho Bielsa es sacerdote de la diócesis de Teruel (España) y doctor en Teología. Ha sido catedrático de Griego y de Teología Dogmática en el seminario Mayor de Teruel; y profesor de Teología de los Sacramentos en la Universidad de Navarra.

Artículo publicado originalmente en 2012.