Un maratón solidario de pintura para apoyar a niños sin recursos

Un joven artista sevillano decidió hacer de la solidaridad un arte y puso en marcha su particular maratón pictórico con fines benéficos. Carlos Arco se propuso en diciembre de 2016 pintar 400 cuadros en dos años, para destinar la mitad de los beneficios a proyectos de ayuda a niños en riesgo de exclusión social.

Su meta era llegar a los 400 cuadros en dos años... y lo ha conseguido. El joven artista sevillano Carlos Arco está haciendo de la solidaridad un arte, sacando adelante con éxito su particular maratón pictórico con fines benéficos.

Todos los cuadros tienen un formato de 50x70 cm y están realizados en técnica mixta sobre tabla. El pintor ha donado 50 de los 99 euros que ha cobrado por cada obra. Ha ajustado mucho los precios porque su idea es hacer una pintura “al alcance de todos y al servicio de muchos”. “Si estoy hablando de ayudar no puede ser que mis obras solo las puedan adquirir aquellos que tengan un buen salario -nos explica-. Porque al poner un precio muy económico sé que muchas personas que de otro modo no podrían tener obras originales en casa, lo podrán hacer”.

Cada 50 euros de donación sirven para que la ONG Cooperación Internacional compre un lote de productos alimenticios infantiles, imposible de adquirir para esos padres, y que facilita una alimentación sana y saludable. De esta forma, con el proyecto, tiempo y trabajo se han convertido en donación.

“Ver que la gente lo pasa mal o tiene necesidades que yo tengo más que cubiertas es mi fuente de motivación -dice Carlos-. Ese respingo que noto por dentro cada vez que veo a una persona sin hogar, a un chiquillo sin ropa suficiente, a una madre con su bebé pasando frío… ese saber que estoy sirviéndoles de algo y no soy uno más que pasa y se compadece, es lo que realmente me ha motivado para finalizar esta aventura”, cuenta el autor.

En cuanto a su estilo, relata él, “siempre que me preguntan esto no sé qué responder… mi estilo es el de un joven artista que ansía alcanzar la belleza a toda costa y por tanto está continuamente aprendiendo cosas nuevas, disfrutando y sufriendo mucho”.

Un cuadro diario

A Carlos le asustaba la idea de tener que pintar un cuadro al día, sobre todo por la dificultad que tendría compaginarlo con todo lo demás. “Pero lo cierto es que aunque con un ritmo muy exigente, sobre todo de cabeza, no tengo más que motivos para dar gracias. La gente es muy generosa y está aceptando y acompañando muy bien el reto y gracias a Dios, no he tenido ninguna racha en la que haya debido parar la producción, cosa que se agradece viendo lo justo de los tiempos”.

El proyecto se difundió especialmente a través de las redes sociales y de algunas exposiciones temporales en varios espacios culturales.