Mi esposo se quedó sin trabajo, y al día siguiente empecé a rezar una novena a don Álvaro, con mucha devoción, pidiéndole su intercesión. Al segundo día de la novena, a mi esposo le ofrecieron un puesto de trabajo con las mismas características que yo había pedido en cuanto a salario, horarios y condiciones laborales.
Entonces, también empecé a rezarle una novena pidiendo por mi trabajo e, igualmente, las cosas salieron como las pedí. Con mucha alegría, comencé a difundir la devoción a don Álvaro, y ya son tres las personas conocidas que han recibido el trabajo como lo pidieron, antes de acabar la novena.