Visitas solidarias desde casa

Nos sentamos un día a pensar qué podíamos hacer para continuar con las visitas solidarias, costumbre que teníamos antes de la cuarentena: familias pobres, abuelitos, personas solas… Nos dimos cuenta de que podíamos seguir haciendo estas visitas sin salir de la casa y vivir el confinamiento preventivo.

Por María Luisa Zuleta

En El Alto, Centro donde se ubica la Administración de la Casa de retiros Guaycoral, cerca de La Ceja, Antioquia, tenemos varias personas mayores y en estos días de confinamiento, se han quedado 5 chicas que trabajan con nosotras. Con Fabiana, pensamos en hablar con las 7 más mayores para preguntarles en qué podíamos ayudarles. Salieron todo tipo de ideas: arreglo de uñas, clase en el manejo del celular, romería a la Ermita de la Virgen, rezar el Rosario, arreglar el jardín, entre otras.

Apuntamos cada una de estas necesidades en un papel y al día siguiente reunimos a las chicas explicándoles la importancia de estar atentos a las necesidades de las demás, de compartir nuestro tiempo con los otros, de la solidaridad y lo que queríamos hacer. Cada una cogió su papelito con entusiasmo y asumió su misión con mucha alegría. El plan consistía en estar al día siguiente, entre 3 y 4 de la tarde, disponibles para cumplir su tarea.

Disimuladamente, fuimos viendo cómo, por un lado, estaba Marce con Pepa ayudándole a arreglar el jardín; por otro, Tatiana con Nora enseñándole a grabar los contactos en el celular; Tina, también en clase de celular con Vanessa, otras acompañando a rezar el Rosario.

Todas disfrutaron. Fue un momento de darse mutuamente, muy bonito. Los ecos de esta actividad no se dejaron esperar y ya, por ejemplo, Vanessa quedó con Tina para seguir ayudándole con el celular sin que sea en un tiempo previsto, sino en cualquier otro momento.

Es muy bonito constatar como estas situaciones extremas llevan a ser creativos en la solidaridad y despertar este sentimiento en más personas.

María Luisa Zuleta