Un Dios que juega con los gemelos

Leo en esta web algunas historias. A veces pienso que a otros les suceden cosas especiales y que mi vida es demasiado corriente. Se lo comenté a mi hermano gemelo, que también es del Opus Dei, y me dijo: “¿pero no te parece asombroso que los dos hayamos pedido la admisión en la Obra la misma semana? ¡Algo que cambió por completo todas nuestras vidas! ¿Te parece poco original siendo gemelos?”. La verdad es que esto me ha llevado a pensar muchas veces que Dios es bastante divertido: “¡Vamos a jugar a lo gr...

Tocando la guitarra en un festival

...ande con los gemelos!”, diría.

Insisto en que me siento una persona normal y corriente a la que nunca le ha gustado sobresalir ni dar la nota. Economista, Investigador y Sociólogo, soy todo para todos y nada para nada.

Mi nombre es David y tengo 26 años ¡caray cómo pasa el tiempo! Conocí la Obra cuando era joven en las actividades que se organizaban desde el Club Juvenil Niara de Valladolid, donde ahora soy director técnico de la nueva sede que tiene el pomposo nombre de Centro Deportivo y Cultural Niara. Vienen cientos de jóvenes. Recuerdo que en el acto de inauguración el Alcalde dijo que un centro como éste era una buena alternativa al botellón, algo que los padres han comprobado desde entonces con gran satisfacción. El centro cuenta con un polideportivo, un campo de fútbol sala, uno de vóley playa y una pista de tenis. Lo cierto es que sufren más en los partidos algunos padres que sus propios hijos.

A los castellanos nos encanta el mar

Mi padre era agricultor en Becerril de Campos y desde que trabajó en Pegaso, mudaron su residencia a Valladolid, donde fuimos apareciendo disimuladamente desde mi hermana mayor hasta el octavo, que soy yo. Mi madre atendía en casa de mil amores a todos, desde los mayores hasta los pequeños, teniendo más consideración a los últimos –siendo humildes hay que decirlo todo– por ser sus ojitos derechos, como les pasa a todas las madres. Desde niños aprendimos a bendecir la mesa, las oraciones de la noche y, algunos días, recuerdo haber rezado el rosario en familia.

Obviamente, mis padres se dejaron la vida para darnos la mejor educación posible y su vida cristiana influyó mucho en nosotros: de hecho, tengo un hermano que es de la Milicia de Santa María desde hace dos años. Mis padres, que hace tiempo son de la Obra, están más que felices por el devenir providencial de los acontecimientos en cada uno de sus hijos, tan numerosos como distintos.

En la cumbre del Pico del Lobo en la provincia de Segovia

Como decía antes, en el Club Juvenil aprendí a vivir virtudes y valores, que ya me eran bastante familiares. Esto me ha servido –sin destacar ni sobresalir, por supuesto– para ser mejor humanamente, intentar ayudar a los demás y tratar a Dios con más confianza. Así mejoré en mi vida cristiana y con el paso del tiempo descubrí una llamada que ya se escondía en el fondo de mí.

Mis padres hablando con Virgilio en Niara

Después de pasar el bachiller, siendo ya agregado del Opus Dei, sin grandes sobresalientes ni tampoco notas destacadas, comencé la carrera de Ciencias Empresariales en la Universidad de Valladolid, para posteriormente licenciarme en Investigación y Técnicas de Mercado. Fueron también años divertidos, en los que iba a vendimiar, participaba en un taller de una residencia de ancianos, pintaba casas para personas necesitadas, etc. Se trataba de obtener algo para mis gastos y poder colaborar en sencillos planes solidarios, a la vez que exigentes para los amigos que venían conmigo, que siempre acababan muy satisfechos con la experiencia.

Quiero dejar constancia de que mi carrera universitaria tampoco fue una faena de la que saliera con las dos orejas y el rabo. Sin embargo, sí puse la tenacidad y el esfuerzo que estaban de mi parte para conseguir superarme día a día. Digo esto, porque algunos creen equivocadamente que necesariamente los del Opus Dei somos personas con un talento extraordinario y que tenemos la obligación de sacar grandes resultados o tener puestos de trabajo impresionantes.

Al acabar encontré trabajo en una empresa, en la que continúo, realizando estudios de mercado y análisis estadísticos. De momento trabajo muchas horas y no paso de Mini Mileurista , aunque doy gracias a Dios por tener trabajo. Los ratos libres los empleo en dirigir el Club y me divierto tocando la guitarra, salir en bici con los amigos, hacer excursiones al monte, y cada vez me salen mejor los vídeos, con los que todos nos reímos.

Concierto Familiar en Niara

Gracias a lo que he aprendido en la Obra, tiendo a no dejar pasar por alto el sufrimiento o las necesidades de las personas que me he encontrado en los distintos estudios.

Decía San Josemaría que la entrega es el primer paso de una carrera de sacrificio, de alegría, de amor, de unión con Dios. –Y así, toda la vida se llena de una bendita locura, que hace encontrar felicidad donde la lógica humana no ve más que negación, padecimiento y dolor . Llevado de esta experiencia y con el deseo de que mi trabajo sirva para los demás, decidí el verano pasado implicarme en una apasionante tarea; la búsqueda de fondos para la operación de niños en R.D. del Congo. La iniciativa, llamada "Amigos de Monkole", ha ido creciendo a pasos agigantados y ya han colaborado en ella, en mayor o menor medida, cerca de mil personas. Hace unos días hemos estrenado nuestro sitio web , donde se pueden ver las historias de los niños que han salido adelante gracias al dinero aportado.

Nuestros esfuerzos van encaminados a la financiación mediante donaciones bancarias y con aportaciones en eventos y fiestas benéficas. Hasta el momento se han organizado cuatro eventos importantes; el primero en Madrid, después en Jaén, en Palencia y en Pamplona. Próximamente se organizará un acontecimiento benéfico en Valladolid y repetiremos en Madrid, nada más y nada menos, que en el estadio de fútbol Santiago Bernabéu. Así, todo aquel que quiera, puede aportar su granito de arena para que niños pobres de solemnidad puedan tener un futuro en su vida.