Segundo día del Papa Francisco en Colombia

En la ciudad de Bogotá estuvo con las autoridades y sociedad civil, con los jóvenes, los obispos, la reunión con el CELAM y una multitudinaria Misa con más de 1´360.000 asistentes.

ENCUENTRO CON LAS AUTORIDADES, EL CUERPO DIPLOMÁTICO Y ALGUNOS REPRESENTANTES DE LA SOCIEDAD CIVIL

Plaza de Armas de la Casa de Nariño (Bogotá)

Vengo a Colombia siguiendo la huella de mis predecesores, el beato Pablo VI y san Juan Pablo II y, como a ellos, me mueve el deseo de compartir con mis hermanos colombianos el don de la fe, que tan fuertemente arraigó en estas tierras, y la esperanza que palpita en el corazón de todos. Sólo así, con fe y esperanza, se pueden superar las numerosas dificultades del camino y construir un País que sea Patria y casa para todos los colombianos.

Colombia es una Nación bendecida de muchísimas maneras; la naturaleza pródiga no sólo permite la admiración por su belleza, sino que también invita a un cuidadoso respeto por su biodiversidad. Colombia es el segundo País del mundo en biodiversidad y, al recorrerlo, se puede gustar y ver qué bueno ha sido el Señor (cf. Sal 33,9) al regalarles tan inmensa variedad de flora, fauna en sus selvas lluviosas, en sus páramos, en el Chocó, los farallones de Cali o las sierras como las de Macarena y tantos otros lugares. Igual de exuberante es su cultura; y lo más importante, Colombia es rica por la calidad humana de sus gentes, hombres y mujeres de espíritu acogedor y bondadoso; personas con tesón y valentía para sobreponerse a los obstáculos.

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SALUDO DEL SANTO PADRE A LOS JÓVENES


Los saludo con gran alegría y les agradezco esta calurosa bienvenida. «Al entrar en una casa, digan primero: “¡Que descienda la paz sobre esta casa!”. Y si hay ahí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes» (Lc 10,5-6).

Hoy entro a esta casa que es Colombia diciéndoles, ¡La paz con ustedes! Así era la expresión de saludo de todo judío y también de Jesús. Porque quise venir hasta aquí como peregrino de paz y de esperanza, y deseo vivir estos momentos de encuentro con alegría, dando gracias a Dios por todo el bien que ha hecho en esta Nación, en cada una de sus vidas.

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ENCUENTRO CON LOS OBISPOS DE COLOMBIA

La paz sea contigo


Con estas palabras del Resucitado saludó a su pequeño rebaño después de haber vencido a la muerte. Deja que te saludo en esta forma al comienzo de mi viaje.

Gracias por sus palabras de bienvenida. Me alegro de que mis primeros pasos en el país me llevan a reunirse con usted, los Obispos de Colombia, en la que abrazar la Iglesia colombiana y salir a tu pueblo en el corazón del Sucesor de Pedro. Muchas gracias por su ministerio episcopal. Les pido que continúe para ser llenado con renovada generosidad. saludos especiales a los obispos jubilados, animándoles a que sigan apoyando, a través de la oración y la presencia silenciosa de la Esposa de Cristo, que se sacrificó generosamente.

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Encuentro con el Comité directivo del CELAM

Queridos hermanos, gracias por este encuentro y por las cálidas palabras de bienvenida del Presidente de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano. De no haber sido por las exigencias de la agenda, hubiera querido encontrarlos en la sede del CELAM. Les agradezco la delicadeza de estar aquí en este momento.

Agradezco el esfuerzo que hacen para transformar esta Conferencia Episcopal continental en una casa al servicio de la comunión y de la misión de la Iglesia en América Latina; en un centro propulsor de la conciencia discipular y misionera; en una referencia vital para la comprensión y la profundización de la catolicidad latinoamericana, delineada gradualmente por este organismo de comunión durante décadas de servicio. Y hago propicia la ocasión para animar los recientes esfuerzos con el fin de expresar esta solicitud colegial mediante el Fondo de Solidaridad de la Iglesia Latinoamericana.

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Homilía del Papa “Constructores de la paz, promotores de la vida”. Santa Misa en el parque Simón Bolívar con más de 1´360.000 asistentes

El Santo Padre recuerda primero el mar, como metáfora de la inmensidad: para los pescadores de Galilea, fuente de toda esperanza y origen de toda frustración por los esfuerzos vanos.

“Ese día, Jesús tiene detrás de sí, el mar y frente a Él, una multitud – una marea humana - dice Papa Francisco interpretando las palabras del Evangelio de San Lucas - que lo ha seguido porque sabe de su conmoción ante el dolor humano... y de sus palabras justas, profundas, certeras. Todos ellos vienen a escucharlo, la Palabra de Jesús tiene algo especial que no deja indiferente a nadie; su Palabra tiene poder para convertir corazones, cambiar planes y proyectos”.

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“No se olviden de rezar por mí, porque yo soy muy vulnerable”, Francisco

El espontáneo encuentro entre el Papa y jóvenes con discapacidad cognitiva a las puertas de la Nunciatura.

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