¡Padres, debemos hacer algo!

“La familia unida es lo normal. Hay roces, diferencias... Pero esto son cosas corrientes”, decía san Josemaría. Para convertir esos roces en ocasiones de fortalecer la unidad familiar, Kan y Joachim han puesto en marcha un curso para padres en Hong Kong.

Logo de la Fundación que promueve los valores familiares.

Hace unos años, en una reunión laboral, solicité a 50 ejecutivos de otras tantas empresas su opinión acerca de cómo la televisión, especialmente algunos de los programas, afecta a la vida familiar. Aprendí mucho de sus respuestas.

Una de las lecciones que se desprenden de este tipo de encuestas con personas de criterio es que buena parte de los mass-media y entre ellos la televisión, pueden ser grandes aliados de nuestras familias y de la educación de los hijos, aunque tampoco se nos ocultan los riesgos y peligros.

La televisión, Internet, los mensajes Multimedia de teléfonos móviles son nuevos canales que ofrecen a los padres de familia un tremendo desafío en su deber de criar y educar a sus hijos y formar su carácter. 

Dan ganas de gritar: ¡Padres reaccionad, debemos hacer algo! 

Joachim en una de las sesiones impartidas en Hong Kong.

El ritmo de trabajo y la diferencia de horarios hace que a veces la comunicación en la familia se dificulte un poco. Este diálogo entre padres e hijos es especialmente importante en la adolescencia, donde muchas de sus dudas sobre la vida, Dios y el amor humano deben encontrar una primera y fundamental respuesta en sus padres.

Pero es cierto que esas conversaciones con los hijos no siempre son fáciles de mantener. Por ejemplo, la imagen que dan de las relaciones sexuales muchas películas puede condicionar un diálogo, convirtiendo a los padres en “una segunda fuente de información”.

Con nuestra propia experiencia y el apoyo recibido de instituciones familiares extranjeras, mi mujer y yo hemos iniciado en Hong Kong un curso para familias jóvenes. Casi todos los asistentes son padres y madres jóvenes cuyos hijos acuden al colegio Tak Sun.

Un grupo de participantes tras una de las sesiones celebradas en el colegio Tak Sun.

Para formalizar estos cursos, hemos fundado recientemente la “Family First Foundation”, cuyo fin es la promoción de los valores familiares en lengua china.

Este programa no sólo ayuda a los padres a educar a los hijos en áreas cómo estudio, ocio, amor humano o respeto familiar, sino que fomenta el diálogo matrimonial, fundamento de la familia.

Para mi mujer y para mí es un orgullo ver los frutos de estos cursos. Recientemente, uno de los padres me contó que, tras mucho tiempo, había recuperado con paciencia la confianza de su hijo de 20 años. Con él hablaba ahora de cuestiones que, meses atrás, les distanciaban profundamente.

Participantes en un forum sobre 'Paternidad con éxito'.

A otro nivel, también nos alegró la “batalla” de una madre joven por educar el carácter de su hijo desde temprana edad. El niño se empeñaba con berrinches en que fuera su madre quien le diera de comer. Llegó un punto en que aquello era sólo un capricho, así que se propusieron –madre e hijo- comer como personas mayores y sin desperdiciar nada de lo servido. 

Cuando damos los cursos, tenemos muy presentes las enseñanzas cristianas de san Josemaría. Él decía: “La familia unida es lo normal. Hay roces, diferencias... Pero esto son cosas corrientes, que hasta cierto punto contribuyen incluso a dar su sal a nuestros días. Son insignificancias, que el tiempo supera siempre: luego queda sólo lo estable, que es el amor, un amor verdadero —hecho de sacrificio— y nunca fingido, que lleva a preocuparse unos de otros, a adivinar un pequeño problema y su solución más delicada”. 

Esto es lo que descubrimos continuamente, día a día.

Kan & Joachim

Hong Kong