Padre Diego Ernesto Torres Gómez: ¡70 años de fructífero servicio!

Fue el segundo miembro del Opus Dei en Colombia como lo relata “Por tierra y mares, comienzos del Opus Dei en Colombia”. “El martes 6 de enero (1953), don Teodoro escribió a los de Madrid para participarles la buena noticia de la vocación de Diego. Les dice: los Reyes nos han traído una nueva vocación: es el primer Agregado de Colombia”

Padre Diego Ernesto Torres Gómez

Ayer, 29 de julio del 2023, a las cuatro de la madrugada, partió a la Casa del Padre, sábado mariano –y el día que la Iglesia celebra la fiesta de la familia de Betania, Marta, María y Lázaro-, el sacerdote numerario del Opus Dei, Diego Ernesto Torres Gómez.

Nació el 18 de enero de 1929 en el condado de Manhattan, Nueva York. Estuvo 27 años formándose y atendiendo labores por fuera de Colombia en Berkeley, California, Chicago, Madison, Washington D.C., Roma, Pamplona y, desde 1976, desarrolló una incansable labor apostólica en Colombia: Bogotá, Medellín, Bucaramanga, Neiva y en los últimos años en Cali.

Fue el segundo miembro del Opus Dei en Colombia como lo relata “Por tierra y mares, comienzos del Opus Dei en Colombia”. “El martes 6 de enero (1953), don Teodoro escribió a los de Madrid para participarles la buena noticia de la vocación de Diego. Les dice: los Reyes nos han traído una nueva vocación: es el primer Agregado de Colombia”.

El padre Teodoro Ruíz Jusué llegó a Bogotá el 13 de octubre de 1951 y dentro de su labor apostólica encontró en Diego Ernesto una posible vocación al Opus Dei, en el joven estudiante de ingeniería de la Universidad de Los Andes. Colaborador, entregado al servicio de los demás.

En la parroquia de Santa Ana, en Teusaquillo, Bogotá, fue su primer contacto con don Teodoro

La noticia más importante ese 26 de diciembre de 1952 fue que Diego Torres llegó a hablar con don Aurelio Motta –según aparece en el diario—“está dispuesto a pedir la admisión como oblato. ¡sería el primero en Colombia!” Y al día siguiente: “Viene el padre de Diego Torres para conocer la determinación de su hijo".

Queda contento, aunque en principio no parece entender muy bien la Obra. Él quisiera que su hijo fuese sacerdote. Recordemos que, entonces, “oblato” era el modo de referirse a los "agregados”, apuntan en el libro de marras.

Padre Diego Ernesto Torres Gómez

El joven Diego entendió el mensaje del Opus Dei de que todos los bautizados están llamados a la perfección cristiana —a la santidad—, en el cumplimiento del propio trabajo y de las obligaciones personales de cada uno. «El espíritu del Opus Dei lleva a que cada uno cumpla las tareas y deberes de su propio estado, de su misión en la Iglesia y en la sociedad civil, con la mayor perfección posible plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad», según explicaba San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador de la Obra.

Muchos de sus compañeros del Gimnasio Moderno recordaron siempre cómo valoraba la amistad. Cuando estudiaba en Washington conoció la noticia de la llegada a la ciudad de don Agustín Nieto, rector del colegio.

Yo estudiaba en The George Washington University a unas pocas cuadras de esta Organización Internacional. Nuestro querido y admirado Fundador, Don Agustín participaba como uno de los sabios y expertos de la Formación Educativa colombiana.

En el oratorio de Cañaverales

"Tan pronto me enteré de que mi Rector Fundador estaba en el Distrito Capital, logré comunicarme con él y fijar un momento para recogerlo y almorzar juntos para conversar. El Fundador, Rector y Maestro del Moderno e invitado especial de los gobiernos de América, acogió inmediatamente la invitación de uno de sus exalumnos”, recordó el padre Diego Torres en una entrevista para los exalumnos del colegio.

Años después, el 5 de agosto de 1973 fue ordenado sacerdote en Madrid por Mons. Vicente Enrique y Tarancón, en la Basílica San Miguel. Mantuvo correspondencia con algunos de sus compañeros ordenandos como Nicolás Martínez, Paulino Busca y Miguel Antonio Náder.

SU LABOR APOSTÓLICA CON AGRADECIMIENTO

Fiel seguidor de las enseñanzas de San Josemaría y gran trabajador. En alguna de sus múltiples meditaciones, charlas, conferencias, pláticas como amigos comentó las palabras del fundador del Opus Dei.

“El apostolado cristiano —y me refiero ahora en concreto al de un cristiano corriente, al del hombre o la mujer que vive siendo uno más entre sus iguales— es una gran catequesis, en la que, a través del trato personal, de una amistad leal y auténtica, se despierta en los demás el hambre de Dios y se les ayuda a descubrir horizontes nuevos: con naturalidad, con sencillez he dicho, con el ejemplo de una fe bien vivida, con la palabra amable pero llena de la fuerza de la verdad divina”, como escribió en “Es Cristo que pasa”.

Padre Diego Ernesto Torres Gómez

Al venir de unos de mis viajes del extranjero, ya una vez ordenado sacerdote, recordó en una entrevista para egresados de su colegio, el padre Diego, pasé por el colegio y me enteré que el Prof. Ernesto Bein estaba bastante enfermo y en cama.

Tenía su apartamento en el 2º piso del Edificio Central. Entré a la salita de estar, con cautela abrí la puerta de su alcoba, donde lo vi dormido. Me senté e inicié un ratito de oración personal utilizando el libro de diálogos breves espirituales de San Josemaría Escrivá de Balaguer: CAMINO. Pasaron unos pocos minutos, cuando el Prof. abrió los ojos: Asombrado, de ver a uno de sus Exalumnos gimnasianos y además revestido de sacerdote y comentó súbitamente: ¿Ya estoy en el Cielo? Notamos mutuamente nuestra alegría y conversamos un ratico. Antes de despedirme y ofrecerle mi bendición y mis oraciones por su salud, le ofrecí el libro, CAMINO de San Josemaría Escrivá para que lo ojeara y me lo entregara más adelante".

El hecho fue que “el Prof” murió a los pocos días, mientras él desarrollaba su labor pastoral en el Valle del Cauca atendiendo una gran variedad de tareas espirituales de carácter individual y colectivo de la Prelatura del Opus Dei en ese año.

SU GRAN SENTIDO DEL HUMOR

Con qué buen humor contó una y otra vez un curioso acontecimiento en el aeropuerto Palonegro, que presta sus servicios para Bucaramanga, Santander, al oriente de Colombia.

Leía un libro y de pronto comenzó a escuchar por los parlantes: “señor Diego Torres, señor Diego Torres, favor presentarse en el counter de la aerolínea”. De un momento a otro los parroquianos que estaban en el lugar, también se acercaron al puesto indicado, pero, sobre todo, aparecieron chiquillas emocionadas que alistaron cuadernos y bolígrafos porque pensaban que estaría allí el cantante argentino y no podían perder oportunidad para obtener un autógrafo.

--“Yo soy Diego Torres. Mejor aún Diego Ernesto Torres Gómez”.

Padre Diego ante la Virgen María

Y contaba entonces cómo la muchachada y admiradores del cantante le decían: “Ah, es usted, padre”.

El padre Diego era también un experto jugador de tenis. Muchos de sus amigos le recuerdan sus fuertes partidos que disputaba.

Ayer, 29 de julio para sus amigos fueron momentos de nostalgia por su partida, pero también de agradecimiento eterno por estos 70 años de fructífero servicio a la Obra de Dios.