Leonel Estrada, la búsqueda de la santidad en medio de la creatividad

Hace tres meses falleció en Medellín uno de los primeros Supernumerarios de esa ciudad.

Leonel Estrada, uno de los primeros supernumerarios de Medellín.

Desde finales de los años cincuenta - ya el Opus Dei llevaba unos cuantos años en Medellín - , Leonel Estrada Jaramillo (Aguadas 1921 - Medellín 2012) descubrió su vocación y se decidió a vivirla de lleno.

Su múltiple desempeño profesional le permitió poner en los diferentes aspectos de su labor cotidiana el sentido cristiano que San Josemaría vino a recordar al mundo.

Leonel Estrada, uno de los primeros supernumerarios de Medellín.

Desde los años sesenta, Leonel promovió encuentros culturales y formativos entre profesionales, fue Coordinador del Primer encuentro Nacional del Pensamiento Católico, (Medellín 1959). Hizo parte de la Delegación para la Pastoral de la Cultura. Escribió un libro de poesía Espiritual: “Dios llena la página”, con el que obtuvo el segundo puesto en el concurso de poesía Fernando Rielo de Madríd. 1983.

Además de su actividad profesional como Odontólogo fue pintor, escultor, ceramista, crítico de arte, poeta, promotor de nuevos procesos artísticos, curador, gestor cultural y gran cuenta chistes.

Como Secretario de Educación del Departamento de Antioquia en los años 50, impulsó la creación del Instituto de Artes plásticas que luego se convirtió en la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia. Fue gestor y director de las Bienales de Arte de Medellín (1968, 1970, 1972, 1981) y director artístico del Festival Internacional de Arte Ciudad de Medellín, en 1997. Cofundador del Museo de Arte Moderno de Medellín.

Ganador del Premio Latinoamericano a las Artes Visuales, concedido por la Asociación Argentina de Críticos de Arte, en 1993; recibió el Premio "A las Artes y Letras", concedido por la Gobernación de Antioquia en 1999; en 2011 la Universidad de Antioquia le confiere el doctorado Honoris Causa en Arte y recibe la Gran Orden Ministerio de Cultura de Colombia, entre otras distinciones.

Fue Presidente del Consejo Superior de la Universidad de Antioquia y Decano de la Facultad de Odontología de la misma Universidad. Presidente de la Junta Directiva del Museo de Antioquia y Presidente de Sociedad Antropológica de la Universidad de Antioquia.

Leonel Estrada, uno de los primeros supernumerarios de Medellín.

Si en lo profesional mantuvo una constante inquietud por el desarrollo de la creatividad, en la educación de la juventud y apertura a lo actual, desplegó estas mismas actitudes al descubrir el nuevo panorama que abría la vocación al Opus Dei como Supernumerario, la cual le llevó a encontrar realidades más profundas escondidas en lo cotidiano. Procuró así hacer realidad lo que anunció San Josemaría: “Cada situación humana es irrepetible, fruto de una vocación única que se debe vivir con intensidad, realizando en ella el espíritu de Cristo. Así, viviendo cristianamente entre nuestros iguales, de una manera ordinaria pero coherente con nuestra fe, seremos Cristo presente entre los hombres(Es Cristo que pasa, 112).

Supo amar al mundo apasionadamente, plasmando aquello de que: “Ha querido el Señor que sus hijos, los que hemos recibido el don de la fe, manifestemos la original visión optimista de la creación, el “amor al mundo” que late en el cristianismo. -Por tanto, no debe faltar nunca la ilusión en tu trabajo profesional, ni en tu empeño por construir la ciudad temporal” Forja 703.

Quizá, es en una de sus poesías, donde mejor se revela ese nuevo sentido que adquiere la vida de quien aprende a mirar con ojos de fe su día a día, su hora a hora:

Uno de sus nietos, Miguel Vélez E., como cineasta de profesión, captó sensiblemente el secreto de su vida, con la visión de los ojos nuevos, desde la nueva orilla... y dice:

Confidencia: Me marcaste con fuego... Señor! Mi opción por Ti es indeclinable. No vivo para dar un poco más sino para darlo todo. Mi trabajo es tu trabajo, mi tiempo es tu tiempo. Tuyas también mis angustias y mis soledades, o mis alegrías.

“Leonel fue muchos hombres en uno. Era bueno para todo porque a todo le ponía visión sobrenatural. Esto quiere decir que su trabajo era una ofrenda a Dios, una caricia humana al Todopoderoso.

Para no entrar en controversias innecesarias, la razón exclusiva por la que expongo este punto es por la crítica importancia que imprimió en su carácter. ¡Leonel tenía centro! Todo giraba en torno a Dios y no al contrario. Tenía prioridades claras, rutinas milimétricamente organizadas. Leonel no se destacó en una sola cosa, se destacó en varias y tocó la vida de miles de personas. Tanto en el arte como en la ciencia. Hizo de sus hobbies profesiones y de su profesión un hobbie. Su familia fue prioridad.”

Por Alberto Estrada