La documentación y los testimonios recogidos por el autor muestran que estos viajes eran parte de la preparación directa del apostolado del Opus Dei en Austria e, indirectamente, en los países y naciones que entonces se encontraban bajo el Telón de Acero. Esta es la razón por la que Escrivá habló de Viena como “puerta del Oriente” (Notas de unas palabras de san Josemaría, diciembre 1955, en AGP, Biblioteca, P01, 1955/12, p. 17).
La narración muestra de una manera atrayente –a través de los eventos concretos que ocurrieron durante los viajes- cómo esta particular prehistoria del Opus Dei estuvo marcada por la Cruz, y junto a ella, la oración, la devoción a la Santísima Trinidad y la intercesión de la Virgen María, a quien san Josemaría llamó por primera vez en Viena bajo la advocación de “Stella Orientis”.
Como explica Estarriol en su estudio, el 3 de diciembre de 1955 San Josemaría había llegado por segunda vez a Viena con el firme deseo de preparar el comienzo del apostolado del Opus Dei en Austria. Después de haber celebrado la santa Misa el domingo, 4 de diciembre, en la Catedral de Viena, hizo allí la acción de gracias ante la imagen de Maria Pócs. Allí tuvo la inspiración de componer la jaculatoria que a partir de entonces innumerables personas rezarían por sus intenciones: Sancta Maria, Stella Orientis, filios tuos adiuva! (Santa María, Estrella del Oriente, ayuda a tus hijos!).
Con esta advocación, ponía bajo la protección de la Virgen el futuro apostolado del Opus Dei en Austria, en otros países de Europa Central y de Europa del Este, así como las intenciones de la Iglesia en los países al otro lado del telón de acero.
El desarrollo del apostolado del Opus Dei en Austria después de 1957, y también en otros doce países ex soviéticos de Centro y Este de Europa a partir de 1989, confirma la importancia de esta prehistoria.