Don Álvaro, transmisor del mensaje cristiano

A lo largo de toda su vida, y especialmente tras ser nombrado Prelado, don Álvaro trató de extender con su palabra y su ejemplo el mensaje del cristianismo. Con motivo del décimo aniversario de su marcha al cielo, el 23 de marzo de 1994, ofrecemos breves párrafos en los que este sacerdote habla de confesión, Eucaristía, evangelización, llamada, etcétera.

El Cielo

"Cuando demos el gran salto, Dios nos esperará para darnos un abrazo bien fuerte, para que contemplemos su Rostro para siempre, para siempre, para siempre. Y como nuestro Dios es infinitamente grande, estaremos descubriendo maravillas nuevas por toda la eternidad. Nos saciará sin saciarnos, no nos empalagará jamás su dulzura infinita".

Llamada de Dios

"Por encima del oleaje de la vida -con sus altos y bajos, con sus dolores y alegrías-, nuestra vocación divina brilla siempre como un lucero en la noche, señalando inequívocamente el rumbo de nuestro caminar hacia Dios. Esto es lo que cuenta, hijas e hijos míos. Todo lo demás que pueda acaecernos, es transitorio. ¡No lo olvidéis nunca!"

Eucaristía

"Dios es infinitamente poderoso, infinitamente bello. No podemos imaginar cómo es. La música más dulce, la sinfonía más maravillosa, los colores más increíblemente bellos, todo el mundo, y el universo entero es nada a su lado. Y ese Dios infinitamente grande, infinitamente poderoso, infinitamente hermoso, se oculta bajo la apariencia de pan, para que nosotros podamos acercarnos a Él con confianza".

Confesión

"Siendo pequeño, veía con frecuencia que cuando los rebaños iban a cruzar un riachuelo, solían llevar delante un cabrito con un cencerro; con el ruido que hacía, se llevaba detrás a las ovejas, que le seguían sin miedo. Así sucede con la Confesión: si decimos primero lo que más cuesta, lo demás sale fácilmente a continuación. Llevad mucha gente al Sacramento de la Penitencia. Y para eso, lo primero, hijos míos, es confesarnos bien nosotros mismos".

Los laicos y la Iglesia

"En un hospital, por ejemplo, la Iglesia no está sólo presente por el capellán: también actúa a través de los fieles que, como médicos o enfermeros, procuran prestar un buen servicio profesional y una delicada atención humana a los pacientes. En un barrio, el templo será siempre un punto de referencia indispensable: pero el único modo de llegar a los que no lo frecuentan será a través de otras familias".

Transmitir la fe

"En un mundo cada vez más materializado, la labor del cristiano del siglo XX se asemeja a la que hubieron de realizar los primeros discípulos de Cristo. Como ellos, tendrá que transmitir la Buena Nueva con su ejemplo y con su palabra. (...) ¡Almas, hijos míos, almas!: son muchas las personas que viven a nuestro alrededor, sin conocer todavía a Cristo, y están esperando que os ocupéis de ellas. ¡Qué frío está el mundo, hijos míos! Hemos de caldearlo con el fuego de nuestros corazones enamorados".

Sociedad y familia

"La sociedad será más fraterna, si los hombres aprenden en la familia a sacrificarse unos por otros. Habrá más tolerancia y respeto en las relaciones humanas, en la medida en que se comprendan los padres y los hijos. La lealtad ganará terreno en la vida social, si se valora también la fidelidad entre los cónyuges. Y el materialismo estará en retirada, cuando el norte de la felicidad familiar no sea el creciente consumo".