Cardenales comentan Camino, Surco y Forja

Selección de comentarios de algunos cardenales sobre textos del beato Josemaría Escrivá, publicados en la revista "Studi Cattolici" en enero de 2002.

Edición conmemorativa de Camino, Surco y Forja publicada por 'Little Hill press' (Australia) en el centenario del nacimiento del beato Josemaría.

Card. Camillo Ruini, vicario general de Su Santidad para la diócesis de Roma. "Esta es tu tarea de ciudadano cristiano: contribuir a que el amor y la libertad de Cristo presidan todas las manifestaciones de la vida moderna: la cultura y la economía, el trabajo y el descanso, la vida de familia y la convivencia social" (Surco, 302).

"La capacidad de transformar la realidad terrena a la luz de la fe es ciertamente una de las notas que caracterizan la espiritualidad de Camino, Surco y Forja. Es interesante notar la particular atención que recibe, en ese contexto, la relación entre fe y cultura. Individuando, con intuición profética, uno de los problemas más relevantes de esta época, la división entre la fe y la vida, entre el Evangelio y la cultura, el beato Josemaría ha indicado un claro camino de presencia y apostolado para el católico de nuestro tiempo. La propuesta de una formación amplia e integral de la persona, la invitación a cuidar la propia competencia profesional y la individuación del empeño social como campo privilegiado para la evangelización definen un claro perfil de cristiano, que vive su santificación conjugando de modo eficaz y creativo la fe con las responsabilidades que está llamado a asumir en los variados ámbitos de la existencia humana".

Card. Carlo Maria Martini, arzobispo de Milán. "Esperar no significa empezar a ver la luz, sino confiar con los ojos cerrados en que el Señor la posee plenamente y vive en esa claridad. Él es la Luz" (Surco, 91).

"La relectura de un párrafo, entre tantos, del beato Josemaría (cfr. Surco, n. 91) nos muestra la relación existente entre nuestras palabras y las palabras de la Escritura. Quien se alimenta de los libros de Dios habla, aun sin citarlas expresamente, las palabras del Libro Sagrado y comunica su contenido. Estoy seguro de que la fuerza espiritual de estas frases del beato Josemaría procede del mensaje bíblico, aunque la referencia no sea explícita. La Biblia es el alimento del cristiano y la mesa a la que todos estamos llamados a alimentarnos cada vez con mayor abundancia. Confío en que este centenario nos ayude a todos a redescubrir las raíces bíblicas sobre las que se funda la santidad de vida y ese apostolado moderno representado por el fundador del Opus Dei".

Card. Darío Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación del Clero. "Cuando veas una pobre Cruz de palo, sola, despreciable y sin valor... y sin Crucifijo, no olvides que esa Cruz es tu Cruz: la de cada día, la escondida, sin brillo y sin consuelo..., que está esperando el Crucifijo que le falta: y ese Crucifijo has de ser tú". (Camino, 178).

"Mons. Josemaría Escrivá predicó incansablemente que la hora de Jesús es la hora de todos los cristianos, llamados a glorificar a Dios dejándose atraer, como hijos, en aquel acto de amor paterno de infinito valor que se ha cumplido en la Cruz. Testimonió con su vida entera que el camino de la Cruz, el camino real de Cristo, es la senda que introduce al hombre en la felicidad de la amistad divina, en la gozosa aventura de la cercanía de la palabra de Dios que libera de la esclavitud del pecado y del engaño del demonio: el patíbulo del Verbo encarnado es fuente de vida; la muerte ignominiosa de Cristo, cumplimiento de la eterna alianza de Dios con toda la humanidad".

Card. Dionigi Tettamanzi, arzobispo de Génova. "¡A ver cuándo te enteras de que tu único camino posible es buscar seriamente la santidad!

Decídete —no te ofendas— a tomar en serio a Dios. Esa ligereza tuya, si no la combates, puede acabar en una triste burla blasfema". (Surco, 650).

Edición conmemorativa de Forja publicada por 'Ediciones Vértice' (Venezuela).

"Cuando nos acercamos a ese tesoro de vida interior que constituyen Camino, Surco y Forja, las tres obras del beato Josemaría Escrivá, quedamos admirados de la sabiduría espiritual de que están animados los sencillos e instantáneos pensamientos de que se componen. Y en efecto es precisamente ésta una de las felices características de esas tres colecciones de enseñanzas del fundador del Opus Dei: la brevedad de la palabra unida a la intensidad del contenido. Maestro moderno y siempre actual de vida interior, el beato Josemaría escribe: "¡A ver cuándo te enteras de que tu único camino posible es buscar seriamente la santidad!" (Surco, n. 650). En estas palabras encontramos el eco vivísimo de la enseñanza conciliar sobre la llamada universal a la santidad. Porque se trata precisamente de una invitación a la santidad dirigida a todos: una santidad que es la única meta seriamente deseable en esta vida".

Card. Alfonso López Trujillo, presidente del Pontificio Consejo para la familia. "Admira la bondad de nuestro Padre Dios: ¿no te llena de gozo la certeza de que tu hogar, tu familia, tu país, que amas con locura, son materia de santidad?" (Forja, 689).

"¡Qué necesario es hoy meditar y acoger este espíritu de filiación divina, tan querido por el beato Josemaría! La propuesta de un firme fundamento de la espiritualidad familiar en la filiación divina es una eficaz aportación a la nueva evangelización de la familia. Se trata, en estos momentos, de una tarea urgente, que representa una renovada y humilde petición del don del Espíritu Santo, por el que sean dadas gracias a Dios, nuestro Padre".

Card. Andrzej Deskur, presidente emérito del Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales. "Esta ha sido la gran revolución cristiana: convertir el dolor en sufrimiento fecundo; hacer, de un mal, un bien. Hemos despojado al diablo de esa arma...; y, con ella, conquistamos la eternidad" (Surco, 887).

"El beato Josemaría ha enseñado, después de haberlo aprendido por experiencia propia, que la santidad debe buscarse en la vida de cada día, en ese algo divino encerrado en las situaciones más comunes. Y el dolor forma parte de la cotidianidad, porque continuamente hace acto de presencia en la vida de los hombres. Vivido cristianamente, el dolor se convierte en lugar privilegiado de encuentro con Dios y en instrumento de santificación y de apostolado: ¡cuántas veces encontramos en los escritos del Beato el elogio al apostolado del sufrimiento!".

Car. Crescenzio Sepe, prefecto de la Congregación para la evangelización de los pueblos. Es preciso que seas "hombre de Dios", hombre de vida interior, hombre de oración y de sacrificio. —Tu apostolado debe ser una superabundancia de tu vida "para adentro" (Camino, 961).

"Individuada en Dios la propia centralidad, el beato Josemaría hace de la oración la vía maestra de su maduración en la fe. Para él la oración será un diálogo ininterrumpido con el Señor y su respiración como creyente. La oración lo mantendrá con vida, y generará en su corazón un estupor siempre nuevo por el bien que Dios obra dentro y fuera de la Iglesia. La oración se transforma en él en alabanza continua al Padre, pero también en voz de intercesión por la incierta suerte de los pobres y por las ansias del presente".