Aventuras de una familia bogotana en la JMJ de Lisboa

Somos una familia de Bogotá, mi esposo Andrés, Matías de 7 años y Lucía de 3 años. Nuestros hijos estudian en el Gimnasio de Los Cerros y en el Preescolar Atavanza, los dos somos ingenieros financieros y fuimos como peregrinos a la JMJ.

Ludyn con los niños

Por: Ludyn Tovar Barrera

Somos una familia de Bogotá, mi esposo Andrés, Matías de 7 años y Lucía de 3 años. Nuestros hijos estudian en el Gimnasio de Los Cerros y en el Preescolar Atavanza. Mi esposo realizó la Maestría de Teología en la Universidad de La Sabana, los dos somos ingenieros financieros.

Andrés, Ludyn, Matías y Lucía

Fuimos como peregrinos a la JMJ Lisboa 2023. Estuvimos en algunas de las actividades pues nuestros niños son pequeños y no podíamos estar en todas. El sábado 5 de agosto era la Vigilia, y hasta ese momento, no habíamos podido ver al Papa Francisco en persona, solo en pantallas gigantes y televisión. Con mi esposo, tomamos la decisión de que él fuera sólo a la Vigilia del sábado en la tarde / noche y el domingo fuéramos los cuatro a la Misa de Envió, ya que el día anterior (viernes) habíamos ido al Santuario de Fátima a visitar a Nuestra Señora.

Mi esposo salió tarde el sábado, al llegar al lugar de la Vigilia estaba muy llena la zona que teníamos de peregrinos, no se podía entrar; los organizadores empezaron a enviar a la gente por otros caminos.

Él llegó a una pequeña rotonda casi afuera del “Campo de la Gracia” y preguntó si se podía sentar ahí, le dijeron que sí, tomó agua y empezó pensar que hacía, si seguía caminando, se quedaba en la rotonda o se devolvía a casa. Teniendo en cuenta que, si bien la ubicación no era la mejor, había una pantalla gigante cerca para seguir la celebración. Estaban en el sitio unas peregrinas españolas que lo dejaron sentar y empezaron a conversar. Entre otras cosas, les contó que era de Colombia y tenía su esposa y sus dos hijos pequeños esperando en el alojamiento de Lisboa, pero que la idea era ir por ellos para asistir en familia a la Misa de envío el domingo. Finalmente decidió quedarse allí donde las españolas lo acogieron.

Grupo de peregrinos en la JMJ

Casi dos horas después, empezaron a llegar al sitio muchos policías en motocicletas, luego la Guardia Suiza y ¡Oh sorpresa!, después entre tanto movimiento, el Papa móvil. Las personas muy expectantes comenzaron a levantarse, pues el lugar donde estaba ubicada la rotonda estaba fuera de las zonas de los peregrinos. Y, de repente, llega el Papa Francisco, saluda y bendice a la gente y en medio de la emoción de cientos de peregrinos, se sube al Papa móvil. La alegría se contagió a todas las personas que lograron verlo en ese punto, ante un hecho que minutos antes nadie imaginaba. Mi esposo nos llamó emocionado, contando que logró ver el Papa muy de cerca, quizás a un metro y medio. Pensé: ¡Uno de los cuatro lo logró ver!

Mi esposo llegó tarde esa noche al lugar donde nos estábamos alojando, muy emocionado me contó todo el periplo que había hecho. Yo había acostado a los niños y había alistado maleta con agua y comida para el domingo levantarnos temprano. Andrés me dijo: “Tratemos de llegar al mismo punto en la mañana a ver si logramos ingresar y pasar al mismo espacio”, donde había tenido la dicha de ver a Francisco. Me contó que había conocido a unas españolas que permanecerían en la Vigilia toda la noche y le habían ofrecido guardar un lugar en el mismo sitio si lograba llegar con su familia. Me contó que allí también lo habían acogido y que conoció a una pareja de señores mayores de una conocida zona de Bogotá (Usme).

Andrés, Ludyn y los niños

El domingo, muy animados nos levantamos 5:30 a.m., pedimos un taxi con la ilusión de llegar cerca de la zona del día anterior. Llegados al “Campo de la Gracia" logramos un fácil ingreso y Andrés ubicó la rotonda nuevamente, recuerdo que cuando llegamos eran las 6:15 a.m. aproximadamente, las personas apenas se estaban despertando y teníamos acceso cercano a una pantalla gigante para ver la celebración de la misa. Fuimos acogidos en familia nuevamente de forma muy alegre por las peregrinas españolas, quienes nos facilitaron espacio para nuestros hijos Matías y Lucía.

Sobre las 7:30 am, empezaron a llegar nuevamente policías, la guardia del Papa y de repente vuelve a llegar el Papa móvil al mismo punto del sábado. Yo pensé, “es increíble que llegué al mismo punto de ayer”, pensaba que por seguridad debería ser diferente. Empezamos a seguir el Papa móvil, ya que lo movían en la rotonda, de adelante hacía atrás, hasta que llegó la Guardia Suiza.

Bendición del Papa Francisco a los niños

Con mi esposo hablamos y acordamos subir cada uno un niño en los hombros, yo a Lucía y él a Matías que tenía la bandera de Colombia.

Desde una pantalla gigante vimos que el Papa Francisco venía en un carro por las calles cercanas al Campo de la Gracia, cuando de repente para la sorpresa y alegría de todos llegó nuevamente al lugar en el que estábamos. Entre tantas emociones, los peregrinos que compartían el lugar trataban de buscar el mejor sitio para ver a Francisco; yo quedé detrás de un joven polaco que no me dejaba ver nada porque era muy alto, mi esposo estaba cerca, pero cada uno vivía ese momento desde la mejor perspectiva que pudiera tener y nosotros tratábamos que los chicos vieran de la mejor manera al Santo Padre.

Le preguntaba a Lucía si ella lo alcanzaba a ver, me dijo que sí y yo vi entre el brazo del polaco al Papa que abrió la puerta y bajó del automóvil que lo traía al lugar de la celebración, seguido de una señal para que una mamá se acercara con su bebé a quien da su bendición.

En ese momento, doy un salto para que el Papa viera a Lucía, pero un policía me detiene, me dice algo en portugués que no le entendí, pero logro una mejor ubicación muy cerca del Papa, quien en un corto trayecto hacia el nuevo vehículo saludó y preguntó a un grupo de colombianos con su reconocido buen humor por el "tinto" y ellos le ofrecen un sombrero típico colombiano.

354 mil peregrinos participaron en la misa de apertura

Empieza a subir lentamente las escaleras del Papa móvil, al estar arriba muy atento saludando y recibiendo el afecto de los peregrinos le da la bendición a Matías desde lejos; mi esposo había intentado acercase con Matías, pero otro policía lo había detenido en su intento.

El policía que me había detenido, le hizo una señal al Papa Francisco dirigida a Lucía, el Papa hizo la señal que la acercara, me dejaron pasar y le dio la Bendición a mi niña; en ese mismo instante Andrés se lanzó y también le dio la bendición a nuestro hijo Matías. Les puso su mano sobre la cabeza, les dio la bendición en la frente y una palmadita en la mejilla a cada uno de nuestros hijos, le dimos la gracias y nos alejamos. Después de esto, el Papa Francisco se sentó y arrancó el Papa móvil para entrar al escenario de la Misa de Envío.

Yo no lo podía creer y me puse a llorar. Andrés estaba tranquilo, la gente nos decía que gran bendición y con Andrés nos dimos un abrazo. Ya vimos la misa desde la pantalla gigante, ya que la rotonda era muy lejos del escenario principal.

Al terminar la misa, emprendimos el regreso como todos los peregrinos en medio del calor del medio día. Duramos casi 4 horas en llegar al apartamento donde nos alojábamos.

Ya en la noche, en el apartamento volvíamos a ver el video y no lo creíamos. Entre más de un millón y medio de peregrino los niños fueron directamente bendecidos por el Papa Francisco, parece un tema sencillo, pero el cariño al Papa, Vicario de Cristo, hace que sea una gran alegría poderlo acompañar, saludar y por supuesto recibir su bendición tan cerca y para nuestros hijos.

Ya en la tranquilidad de la noche, le conté a Andrés que el sábado en la noche antes de acostarme le había pedido a la Virgen de Fátima, a San Josemaría Escrivá y a Don Álvaro del Portillo (del que había escuchado ayudaba con causas difíciles), que, si el Papa llegaba a esa rotonda, pudiera bendecir a mis hijos tocando sus cabezas y adicionalmente me lo imaginé.

Lo hice en mi oración de la noche, pero después pensé que estaba pidiendo demasiado, posiblemente el Papa Francisco no llegaría al mismo punto por seguridad. Mi esposo, se sorprendió mucho no lo creía. Le dije: ¡¡En serio¡¡, yo lo pedí la noche anterior. No lo podíamos creer, recibir esta gran bendición para nuestros hijos y dimos gracias a Dios por este regalo.

Ludyn Tovar Barrera