Sacerdote-bombero de Valparaíso tras los incendios: “Mucha gente necesita contención y la palabra de Dios”

El padre Pedro Nahuelcura se unió a Bomberos hace más de 30 años, mientras estaba en el seminario, lugar donde también conoció el Opus Dei. Fue párroco en Valparaíso cuando ocurrió el megaincendio de 2014 y hace cuatro meses llegó a la parroquia Nuestra Señora del Rosario de Quilpué, donde ha podido servir a la comunidad con su experiencia.

Imagen: laregionhoy.cl

Cerca del mediodía del viernes 2 de febrero comenzó en el Fundo Las Tablas un incendio que dejó 131 muertos, convirtiéndose en uno de los más letales en la historia de Chile. Según la Conaf, devastó más de 10 mil hectáreas de la Región de Valparaíso, en las comunas de Viña del Mar, Quilpué, Villa Alemana y Limache. A su vez, según el ministro de Vivienda, Carlos Montes, se habrían quemado entre 7 mil y 12 mil casas.

“Realmente, de los años que llevo de bombero, es la tragedia más grande que me ha tocado vivir”, dice el sacerdote Pedro Nahuelcura (58 años), enfermero de profesión y bombero desde hace unos 30 años.

El padre Nahuelcura, párroco de Nuestra Señora del Rosario en Quilpué, actualmente es además Capellán Regional de Bomberos y oficial de la Octava Compañía de Viña del Mar. A su vez, como vicario pastoral del Obispado de Valparaíso, coordina las ayudas de Cáritas.

Misa con damnificados en el lugar de la capilla siniestrada Inmaculada Concepción, sector las Vertientes, Quilpué.

“La vocación sacerdotal siempre es una vocación de servicio, sanar los corazones afligidos, y los que trabajamos en la emergencia es cuando más vemos precisamente esa necesidad”, comenta.

Una devoción desde el seminario

El padre Nahuelcura conoció el mensaje de san Josemaría cuando estaba en el Pontificio Seminario Mayor San Rafael, de Valparaíso, a través del sacerdote de la Obra Vicente Fuenmayor. Desde entonces asiste a Círculo, que son reuniones periódicas de formación cristiana, junto a algunos de sus compañeros del seminario.

Sobre estas instancias, señala: “Es un alimento permanente. Ahí nos acompañamos, ahí ayudamos a crecer el alma, el espíritu, la mística, que es fundamental. Sin eso terminamos siendo simplemente activistas y es gran parte de la crisis sacerdotal de hoy. Y se hace mucho, pero se es poco”.

Las primeras horas de la emergencia

Esta no es la primera vez que el padre participa en el combate de un megaincendio y en la reconstrucción posterior. En 2014 era párroco de la iglesia Inmaculado Corazón de María en Valparaíso cuando se produjo el incendio que destruyó alrededor de 3 mil viviendas. Esta experiencia le permitió reaccionar rápido ante la emergencia de este año, a pesar de llevar solo cuatro meses como párroco en Quilpué.

El padre Pedro Nahuelcura se unió a Bomberos hace más de 30 años

Al inicio de la emergencia estuvo acompañando el puesto de mando de su compañía y luego se dedicó a tareas de abastecimiento: “en la línea de fuego están mis compañeros bomberos, entonces uno hace lo que puede según sus capacidades, porque todos somos equipo. Que no falte agua, que lleguen las otras unidades de apoyo, ser canal de comunicación, punto de enlace”.

En paralelo, fieles de su parroquia comenzaron a trasladar personas. “Apenas pudimos, empezamos a evacuar gente, pusimos todos nuestros templos con las puertas abiertas para recibir damnificados. Por ejemplo la Capilla del Retiro albergó por cinco días a un hogar de personas mayores que estaba en graves riesgos de quemarse y activamos todos los protocolos junto con Cáritas, como parroquia y todas las otras parroquias hermanas, nos pusimos al servicio de la comunidad”, detalla el sacerdote.

Tras el incendio, junto con atender a las víctimas, acompañar a los damnificados, oficiar los funerales y los responsos para los cuerpos que han aparecido, también le ha tocado acompañar a los diversos cuarteles de bomberos, contener emocionalmente, “porque muchos bomberos son jóvenes que nunca habían vivido situaciones como esta”.

Necesidad de la palabra de Dios

Hoy la iglesia diocesana de Valparaíso, junto a la Conferencia de Religiosas y Religiosos de Chile (CONFERRE), y a Caritas y sus distintos organismos, está coordinando el acompañamiento psicoespiritual de los afectados. “Tenemos equipos nuestros que hacen contención espiritual en los damnificados, contamos con equipos de ayuda social, fraterna”, dice el padre Nahuelcura. Cabe destacar que la parroquia Nuestra Señora del Rosario en Quilpué es centro de acopio de Cáritas.

“Muchos de ellos perdieron todo, sus documentos, su ropa, y eso ya los distintos equipos lo están organizando con la ayuda del Estado. Pero hay algo que nosotros podemos también hacer, que es lo más importante: llevarles la palabra de Dios”, explica el sacerdote. “Mucha gente necesita esta contención y la palabra de Dios”, remarca.

En esa línea, comenzaron la campaña Reconstruyendo Esperanzas, que busca apoyar espiritualmente y también entregar biblias a las familias. Aquí los detalles de cómo se puede aportar.

“Se podrán quemar las casas, se podrán quemar nuestras capillas -se quemaron seis capillas más un centro parroquial-, pero lo que nunca se nos puede quemar es la fe. Y esa es la tarea nuestra: mantener viva la fe, la esperanza y el amor a Dios. A pesar de llorar, a pesar de la tragedia, a pesar de la catástrofe”, puntualiza.

Pese a los esfuerzos que se han realizado a la fecha, todavía hace falta aportes. Si quieres donar puedes hacerlo en caritaschile.org