Mons. Ocáriz: “Había sitio para todos en el corazón del beato Álvaro”

El prelado del Opus Dei, monseñor Fernando Ocáriz, ha celebrado la Eucaristía en la festividad del beato Álvaro en la basílica romana de San Eugenio. En su homilía ha destacado la paz que transmitía.

(Puede leer la homilía completa, en italiano, en este link).

Mons. Fernando Ocáriz ha resaltado «la paz y la serenidad» que transmitía el beato Álvaro: «Un aspecto de su figura —ha afirmado— que era algo más que un rasgo de su personalidad». Y ha añadido: «Si él lograba difundir la paz allí donde estaba, era porque se refugiaba en la paz y en la fortaleza de Dios. Don Álvaro fue un buen pastor que se hizo cargo del rebaño del Opus Dei porque se dejaba guiar y proteger por Jesús, el buen Pastor que conoce a sus ovejas». Por eso, «todos encontraban un lugar en su corazón y en su entrega».

"La paz del mundo depende de nuestras disposiciones personales, ordinarias y perseverantes, por sonreír, perdonar y quitarnos importancia"

Asimismo, el prelado ha subrayado la necesidad de que los cristianos contribuyan con su paz al mundo: «Pidamos al Señor, a través de la intercesión del beato Álvaro, que nos ayude a ser hombres y mujeres de paz: en nuestros días, en los que se percibe frecuentemente una fuerte ausencia de paz en la vida social, en el trabajo, en la vida familiar… es cada vez más necesario que los cristianos seamos, con expresión de san Josemaría, "sembradores de paz y de alegría". La paz del mundo, quizá, depende más de nuestras disposiciones personales, ordinarias y perseverantes, por sonreír, perdonar y quitarnos importancia, que de las grandes negociaciones entre los Estados, por muy importantes que sean».

Acompañar al Papa en Fátima

Refiriéndose a la peregrinación del Santo Padre a Fátima, Mons. Fernando Ocáriz ha invitado a los presentes a «asomarnos a la Cova da Iria, en esta misa». En el mes de mayo, especialmente dedicado a la Virgen, «hagámoslo también con el Rosario, la oración preferida de la Virgen». «Mientras acompañamos al Papa Francisco en su viaje —ha sugerido el prelado— dirijamos a nuestra Madre las palabras con las que él consagró el mundo a la Virgen de Fátima en octubre de 2013: "Custodia nuestra vida entre tus brazos: bendice y refuerza todo deseo de bien; reaviva y alimenta la fe; sostiene e ilumina la esperanza; suscita y anima la caridad; guíanos a todos nosotros por el camino de la santidad" (Papa Francisco, Acto de consagración a la Virgen de Fátima, 13 octubre 2013)».

Finalmente, ha recordado una visita del beato Álvaro al santuario portugués: «En enero de 1989, durante una peregrinación a Fátima, el beato Álvaro dirigió a la Virgen una oración en voz alta. Le dijo: "Sé que nos oyes siempre, pero aun así hemos venido desde Roma para decirte lo que ya sabes: que te amamos, pero queremos amarte más. Ayúdanos a servir a la Iglesia como ella quiere ser servida: con todo el corazón, con entrega absoluta, con lealtad y fidelidad"».