Se celebra el 79º aniversario del Opus Dei

Fue fundado por San Josemaría Escrivá de Balaguer el 2 de octubre de 1928, en Madrid. Se trata de una institución de la Iglesia Católica que promueve el encuentro con Dios en las actividades cotidianas. (Artículo publicado por Infobae.com)

El Opus Dei se originó en 1928, cuando San Josemaría Escrivá de Balaguer se sintió llamado por Dios a difundir el mensaje de que cada persona puede llegar a la plena unión con Dios, es decir, a la santidad, realizando con amor y por amor las tareas de todos los días. De eso se trata el Opus Dei, estar al servicio de la transmisión de este mensaje.

Difundir la plenitud de la vida cristiana en todos los ambientes y circunstancias de la vida, sin cambiar de situación, ni apartarse de las personas, las ocupaciones y en el lugar en el que se ha nacido y se vive, es la novedad del Opus Dei.

“A mí no me va ni me viene; no me importa; me da igual que sea ministro o barrendero, lo único que me interesa es que se haga santo en su trabajo.” Con estas palabras, San Josemaría graficaba que el Opus Dei se ocupa únicamente de la formación espiritual de quienes lo deseen.

Asimismo fomentaba siempre la comprensión y el perdón de unos para otros, siguiendo el espíritu de Jesús: “Mi respuesta no puede ser más que una: convivir, comprender, disculpar. El hecho de que alguno piense de distinta manera que yo […] no justifica de ninguna manera una actitud de enemistad personal, ni siquiera de frialdad o de indiferencia. Mi fe cristiana me dice que la caridad hay que vivirla con todos, también con los que no tienen la gracia de creer en Jesucristo".

En 1950 llegaron los primeros fieles del Opus Dei a la Argentina. Primero se establecieron en Rosario, luego fueron a Buenos Aires y actualmente la Prelatura desarrolla su labor espiritual de manera estable en 29 diócesis de Argentina.

San Josemaría nos dice a cada argentino o argentina: “Delante de Dios, que es eterno, tú y yo -sobre todo yo, que ya voy entrando en años- somos como un niño; no nos podemos dar mucha importancia. Y esto es lo bueno de nuestra vida de hombres: que somos pequeños y Dios nos ayudará a ser santos, cumpliendo nuestros deberes de estado: si eres casado, queriendo mucho a tu mujer, queriendo mucho a tus hijos, cuidándote por ellos, cuidándolos a ellos, trabajando en tu labor profesional, con sentido de justicia, siendo generoso; cumpliendo, además de los deberes de justicia, los de la caridad, que es meter el corazón en las cosas terrenas. Si no, la vida es muy dura, muy seca. Pongamos el corazón; pongamos la caridad de Cristo, y así todo es suave en la vida, no hay violencias. Y tú las violencias no las quieres; yo tampoco”.

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