“La caridad hay que vivirla con todos”

Noticia publicada en el sitio digital de información y opinión Mirador Nacional con ocasión del 81° Aniversario de la Fundación del Opus Dei.

El 2 de octubre se celebra el 81° aniversario de la fundación del Opus Dei, institución de la Iglesia Católica, que promueve el encuentro con Dios en las actividades cotidianas, particularmente en y a través del trabajo.

Un día como hoy de 1928, San Josemaría Escrivá de Balaguer se sintió llamado por Dios a difundir el mensaje de que cada persona puede llegar a la plena unión con Dios, es decir, a la santidad, realizando con amor y por amor las tareas de todos los días. El Opus Dei está al servicio de la transmisión este mensaje.

Difundir la plenitud de la vida cristiana en todos los ambientes y circunstancias de la vida, sin cambiar de situación, ni apartarse de las personas, las ocupaciones y en el lugar en el que se ha nacido y se vive, es la novedad del Opus Dei.

“A mí no me va ni me viene; no me importa; me da igual que sea ministro o barrendero, lo único que me interesa es que se haga santo en su trabajo.” Con estas palabras, San Josemaría graficaba que el Opus Dei se ocupa únicamente de la formación espiritual de quienes lo deseen. Asimismo fomentaba siempre la comprensión y el perdón de unos para otros, siguiendo el espíritu de Jesús: “Mi respuesta no puede ser más que una: convivir, comprender, disculpar. El hecho de que alguno piense de distinta manera que yo […] no justifica de ninguna manera una actitud de enemistad personal, ni siquiera de frialdad o de indiferencia. Mi fe cristiana me dice que la caridad hay que vivirla con todos, también con los que no tienen la gracia de creer en Jesucristo. ¡Figuraos si se ha de vivir la caridad cuando, unidos por una misma sangre y una misma fe, hay divergencias en cosas opinables! Es más, como en esos terrenos nadie puede pretender estar en posesión de la verdad absoluta, el trato mutuo, lleno de afecto, es un medio concreto para aprender de los demás lo que nos pueden enseñar; y también para que los demás aprendan, si quieren, lo que cada uno de los que con él conviven le puede enseñar, que siempre es algo. No es cristiano, ni aun humano, que una familia se divida por estas cuestiones. Cuando se comprende a fondo el valor de la libertad, cuando se ama apasionadamente este don divino del alma, se ama el pluralismo que la libertad lleva consigo”. (Conversaciones con Josemaría Escrivá de Balaguer, 98).

En octubre de 2002, con ocasión de la canonización de San Josemaría –de la que se cumple el 7mo aniversario el próximo martes 6 de octubre–, el entonces prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Saraiva Martins, señaló la relación entre el mensaje del fundador del Opus Dei con Jesucristo, en un artículo publicado en L’Osservatore Romano: “En su universalidad, más allá de cualquier barrera de clase, de extracción cultural, de procedencia geográfica, reconocemos la huella luminosa y perenne del Evangelio”.

En 1950 llegaron los primeros fieles del Opus Dei a la Argentina. Primero se establecieron en Rosario, luego fueron a Buenos Aires y actualmente la Prelatura desarrolla su labor espiritual de manera estable en 29 diócesis de Argentina.

San Josemaría nos dice hoy a cada argentino o argentina: “Delante de Dios, que es eterno, tú y yo -sobre todo yo, que ya voy entrando en años- somos como un niño; no nos podemos dar mucha importancia. Y esto es lo bueno de nuestra vida de hombres: que somos pequeños y Dios nos ayudará a ser santos, cumpliendo nuestros deberes de estado: si eres casado, queriendo mucho a tu mujer, queriendo mucho a tus hijos, cuidándote por ellos, cuidándolos a ellos, trabajando en tu labor profesional, con sentido de justicia, siendo generoso; cumpliendo, además de los deberes de justicia, los de la caridad, que es meter el corazón en las cosas terrenas. Si no, la vida es muy dura, muy seca. Pongamos el corazón; pongamos la caridad de Cristo, y así todo es suave en la vida, no hay violencias. Y tú las violencias no las quieres; yo tampoco”.

Gabriel Oliverio // Mirador Nacional