El extraordinario trasplante de hígado a un bebé de apenas 35 días no sólo es una hazaña médica: también el mejor Día del Padre para el donante

Compartimos una nota publicada por el sitio Infobae que refleja el caso del pequeño Bautista Carranza, quien sufrió una falla hepática fulminante que sólo una operación extrema pudo arrancarlo de la muerte. Lo salvó un equipo médico del Hospital Austral con un trozo de hígado que cabe en la palma de una mano.

El domingo, Día del Padre, los Carranza y su hijo no estarán en su casa del centro de San Luis.

Él, Hugo (25) falta a su trabajo en la fábrica de llantas desde el 20 de febrero. Ella, Belén (21), tampoco va desde entonces a sus clases de la carrera técnica Seguridad e Higiene, aplicada al trabajo industrial.

Sus vidas están alteradas. Sin embargo, este Día del Padre será el más feliz en la vida de Hugo, porque Bautista, su pequeño hijo, le hará el más maravilloso de los regalos.

En realidad, un regalo cruzado. Hugo a Bautista, y éste a Hugo. Desentrañemos el enigma. Las cosas sucedieron así…

Su madre recuerda que "el segundo sábado de febrero, Bautista amaneció amarillo. Lo llevamos a un hospital público, estuvo un día en observación, y lo dieron de alta. Seguía amarillo, pero nos dijeron que no era nada, que la piel volvería a la normalidad. Pero eso no ocurrió, y sus ojos se pusieron verdes".

La señal de alarma los llevó al Nopi, un laboratorio, y los análisis fueron terminantes: Bautista tenía una hepatitis aloinmune de pronóstico terminal. Un trasplante de hígado… o la muerte.

Un avión sanitario los llevó al Hospital Austral, en Pilar, de alta complejidad.

Llegaron el 22 de febrero, y entró en juego el cirujano Martín Faude (45), especialista en enfermedades hepatobiliares, con su equipo básico: los doctores Gustavo Podestá y Ariel Gonzáles Campaña.

Diagnóstico confirmado. Falla hepática fulminante. Sin trasplante, cero chance de vida. Consigna: "Donante se necesita: ¡urgente!" Pero no hubo que esperar ni un segundo la decisión: Hugo, el padre del bebé, dijo "Yo".

Bautista entró al quirófano el 24 de febrero. La operación empezó a las 8 de la mañana… y terminó ¡a las 5 de la tarde!

Se hizo en dos etapas. Gustavo Podestá y Ariel Gonzáles campaña operaron a Hugo, el receptor. Extrajeron un monosegmento de uno de los ocho segmentos del hígado. Y aun así, frente a la edad del bebé (35 días, cuatro kilos de peso), hubo que reducirlo a su mínima expresión: un trozo de 7 x 8 centímetros, que cabía en la palma de la mano de Martín Fauda.

La etapa final, el trasplante, estuvo a cargo de Fauda y Gonzáles Campaña.

Final feliz

Hubo final feliz. No hubo complicaciones, a pesar de que, según Fauda, trasplantar a un bebé de apenas 35 días es un caso entre millones, y en todo el mundo.

Bautista Carranza entró a una unidad de terapia intensiva. Se ocuparon de su recuperación –día y noche–los doctores Tomás Iolster, Alejandro Diana, Silvio Torres, y sus colegas Néstor Panatieri e Ivonne Malla, de los cuidados clínicos y hepatológicos.

Mientras, Hugo y Belén, los padres, esperaron en un hotel cercano el gran instante: el alta, la vuelta a casa…

Infobae hablo con el doctor Fauda y en su informe describió: "Bautista estuvo en terapia intensiva una semana, y ya fue dado de alta. Ahora es un paciente ambulatorio. Tiene un cuadro gripal, pero creo que no es importante".

La vuelta a casa no será este domingo, Día del Padre. Pero será un día inolvidable.

Porque Hugo le regaló a su hijo un pedazo de su carne y su sangre, y recibió de él, de Bautista…, nada menos que su vida.

Link a la nota original publicada en Infobae