Comprender la solidaridad

Trascribimos un artículo publicado en el Diario La Prensa que comenta la labor solidaria realizada durante el verano por jóvenes que frecuentan los medios de formación del Opus Dei en todo el país.

San Gregorio Magno recomendaba que aquel "que tenga talento, que cuide mucho de no estarse callado; el que tenga abundancia de bienes, que no se deje entorpecer por la generosidad de la misericordia; el que tenga un oficio con que se desenvuelve, que se afane por compartir su uso y utilidad con su vecino". Esto significa, ni más ni menos, que hacerse "uno" con el prójimo y pensar en sus necesidades, es decir, la virtud de la solidaridad, no siempre bien entendida.

La vocación de ayudar a los más necesitados fue uno de los objetivos esenciales que tuvo San Josemaría Escrivá de Balaguer al crear el Opus Dei a finales de la década del veinte. Un espíritu que se mantiene en la organización y forma parte de la instrucción que se brinda en sus centros, tanto en el mundo como en la Argentina. Un principio dirigido a fomentar en los jóvenes la preocupación por los más humildes, tanto en lo material como en lo espiritual.

Concretamente, en la Argentina, los centros del Opus Dei, desde hace dos décadas, impulsan durante el verano los conocidos como Viajes de Trabajo Solidario, durante los cuales jóvenes universitarios realizan diversas tareas solidarias en distintas localidades del país. La Asociación de Universitarios para el Desarrollo es el organismo encargado de organizar y coordinar esos viajes, logrando recaudar importantes donaciones de empresas de primer nivel.

Este verano, concretamente, se realizaron los siguientes viajes: El Bolsón, Río Negro; Valle Fértil, San Juan; Chaco; Salta; Bariloche; La Vanguardia, Santa Fe; González Catán; Luján y Tortuguitas. Las actividades realizadas, que incluyeron la participación de más de doscientos jóvenes, fueron desde la construcción y reparación de viviendas, censos, visitas a las familias, clases para madres, talleres para adolescentes, hasta asesoramiento jurídico, festivales infantiles, ferias de ropa, apoyo escolar, tareas de alfabetización y catequesis.

Para los miembros del Opus, y para cualquier otra persona ajena a la institución, esta clase de actividades son una ocasión privilegiada para comprender de una manera más cercana el significado verdadero de solidaridad y, así, ponerse en sintonía con las enseñanzas cristianas, que recientemente recordó el papa Benedicto XVI en su Encíclica Deus Cáritas Est: "La verdadera caridad no está en dar algo, sino en darse a los demás con alegría".

Escrivá quiso teñir su obra con este espíritu: "No cabe virtud alguna que pueda facilitar el egoísmo; cada una redunda necesariamente en bien de nuestra alma y de las almas de los que nos rodean. Todos hemos de sentirnos solidarios". Y para esta tarea tuvo una especial atención con los universitarios. "La universidad -aseguraba- no debe formar hombres que luego consuman egoístamente los beneficios alcanzados con sus estudios, debe prepararles para una tarea de generosa ayuda al prójimo, de fraternidad cristiana. Muchas veces esta solidaridad se queda en manifestaciones orales o escritas, cuando no en algaradas estériles o dañosas: yo la solidaridad la mido por obras de servicio, y conozco miles de casos de estudiantes españoles y de otros países, que han renunciado a construirse su pequeño mundo privado, dándose a los demás con un espíritu siempre joven y lleno de alegría".

La virtud de la solidaridad, el fin y el motivo primario del valor de la organización social, en definitiva, como la caridad que no busca su interés, es hija de una de las virtudes fundamentales para el ser humano: la justicia, el modo de conducta, según Santo Tomás, según el cual un hombre, movido por una voluntad constante e inalterable (hábito), da a cada cual su derecho. Por lo tanto, su práctica colaborará con la felicidad humana.

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Pablo S. Otero | Diario La Prensa - Argentina